jueves, 23 de diciembre de 2010

Al meu germà

El cel, el meu cel,
quin univers de vida!
M'aclapara i em fascina.

Si plou i es vesteix de gris,
escampa ombres de tristesa,
però si es blau i llis,
em relaxa i m'il.lumina,
el cel, em dona vida.

I quan és de nit,
quina meravella!
em deleita amb una sola estrella.

I amunt el tinc,
canviant i compartit,
però el cel, el meu cel,
allà està, sempre està ...
com el meu germà.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Entre lobos

Basada en el libro que recomendé hace unos días (He jugat amb els llops), se ha estrenado la película Entre Lobos. También la recomiendo, aunque nadie espere ver el libro trasladado a la pantalla. En todo caso, se ha elaborado un guión cinematográfico basado en el libro, al que se le ha añadido una trama de bandoleros que no aparece en la historia original. Es lógico. Para que la película tenga gancho, algo más tenían que pensar porque muchas de las cosas que se narran en el libro son materialmente imposibles de trasladar a la pantalla.

Así que el trasfondo es el mismo: la historia de un niño que vivió solo en las montañas durante mucho tiempo. Pero los matices y los detalles son distintos. Aunque insisto: recomiendo tanto el libro como la película (además, por ese orden). Hay algunos momentos de intensa emotividad y vale la pena ver el papelazo del niño que interpreta a Marcos. Lo hace muy bien. También merece la pena ver a Juan José Ballesta encarnando al niño cuando ya se hace mayor. Su aparición es tardía y de menos duración pero alegra la vista de cualquier mujer. Superatractivo, incluso desaliñado, con la barba y el pelo largo y sucio y vestido con pieles de animales. Suerte tuvo de toparse con lobos salvajes y no conmigo hace veinte años, porque entonces sí que hubiera acabado devorado :-) !!

sábado, 27 de noviembre de 2010

La sastrería Galera












Hace muchos años, en las entrañas de la gran ciudad de Barcelona, se llenaba cada día de vida y de actividad una modesta calle comercial llamada Cruz Cubierta. La calle era un constante ir y venir de gente del barrio, gente que se conocía de toda la vida y que acostumbraba a comprar en sus tiendas.

Recuerdo la pastelería Abril, que todavía existe, con tres exquisiteces que han deleitado a mi paladar durante años. Una eran los melindros que mi abuela nos compraba a menudo. No he probado en mi vida unos melindros tan buenos como los que hacen allí. Del mismo tipo de masa también hacen una coca rellena de crema, adornada con piñones, azúcar y cerezas confitadas. Es la que comprábamos siempre por San Juan, para celebrar el santo de mi abuelo. Y la tercera delicia era la sara, el pastel de mantequilla y almendras con el que celebrábamos mis aniversarios.

Recuerdo la tienda de pollitos. Una tienda en la que nunca supe exactamente qué se vendía (tal vez los pollitos, simplemente). Se entraba por una pequeña puerta que tenía a ambos lados unos escaparates completamente austeros en su decoración, con los suelos repletos de pollitos amarillos, vivos y amontonados.

También estaba la tienda de los jamones, una charcutería en la que vendían embutidos. Siempre que pasábamos por delante nos invadía el aroma penetrante de sus jamones ibéricos de bellota.

Y en la esquina con la calle Callao, allí estaba ella: la sastrería Galera. Con su luminoso rótulo amarillo en la entrada, era una de las tiendas más conocidas del barrio de Hostafranchs. Al entrar, dos grandes mesas a modo de mostradores y tres sillas de madera a mano izquierda, con el forro de piel granate, daban la bienvenida a todo aquél que quisiera entrar, ya fuera para hacerse un traje a medida, comprarse un pantalón o simplemente saludar. Porque los vecinos se comportaban así. Entraban, saludaban, conversaban. Y tal vez ese día no compraban nada pero no dejaban por ello de entrar e intercambiar unas palabras con mi abuelo y mi tío.

Sentada en una de las sillas, me entretenía contemplar a mi abuelo en escena tomando medidas a los clientes. Todo un espectáculo digno de ver. Con su cinta de medir ahora por aquí, ahora por allá ... ahora me la cuelgo alrededor del cuello y le hago poner los brazos en cruz al cliente ... Y de repente una mirada de reojo a su nieta, con una sonrisa que parecía preguntarme en silencio "¿Qué? ¿Qué te parece?". Yo correspondía con otra sonrisa de complicidad, contestando sin palabras "Bien. Es divertido".

Detrás de los mostradores estaban las estanterías con todas las telas con las que uno podía confeccionarse el traje. Y al fondo, unas escaleras de madera conducían al piso de arriba, donde había más ropa, otro mostrador y las máquinas de coser. Allí no subían los clientes, era una zona de trabajo. Allí subía yo, me sentaba ante las máquinas de coser y figuraba que estaba trabajando de cosedora, dándole al pedal negro de debajo de la mesa. Cuando me cansaba volvía al piso de abajo y me ponía detrás de la mesa-mostrador más pequeña que había en un rincón, con la caja registradora. Debajo de la mesa había una estantería en la que mi abuelo tenía los sugus, esos caramelos blanditos de colores variados. Se los ofrecía a los niños que entraban en la tienda y los guardaba en una caja de calcetines reciclada en tesoro de cualquier niña de mi edad.

Hoy la sastrería Galera se ha reconvertido en una tienda de Moda Hombre y la regenta mi tío. Es una tienda preciosa: moderna, limpia y luminosa. Pero muy distinta a la que había años atrás. Como distintos son los clientes y su modo de interactuar con los dependientes. Entran, miran, tocan ... A veces ni saludan. Y si no hay nada que les interese, se van. No es nada extraño, es lo que hacemos todos en cualquier tienda de ropa en la que entramos. Lo que resulta chocante es que esto ahora pase en la tienda de mi abuelo, una tienda en la que años atrás eso sí que hubiera resultado extraño. O más bien impensable.

También son distintas las prendas que se venden. Ya nada se hace a medida. Todo es confección de marca para un público más joven. "Es que los clientes de toda la vida se han ido muriendo" me cuenta mi primo, que también trabaja allí. Es cierto, unos vienen y otros se van. Y los que vienen son más, y más jóvenes, de mil lugares diferentes y desconocidos. Y así he visto cambiar los paisajes y las gentes de Cruz Cubierta. Los escaparates, las tiendas y los tipos de negocio. "Renovarse o morir", como diría cualquier ejecutivo de marketing. Y la opción de renovarse es positiva, porque significa que aún estamos aquí. Pero arrastra consigo la gran nostalgia de quienes han vivido el ayer y el hoy de esta calle.

¡¡Diez de la mañana, persianas arriba!! ¡Pasen, señores! ¡Pasen y vean!. Les invito a entrar, pasear y perderse por la bulliciosa calle Creu Coberta que, aunque diferente de la de antaño, sigue ofreciendo a sus visitantes miles de colores, sabores y texturas para su deleite. ¡¡¡Y no dejen de visitar la tienda de Moda Hombre Galera que, aunque no disponga de sugus para sus hijos, sí les ofrecerá buen producto y buen servicio a los padres!!!

jueves, 18 de noviembre de 2010

He jugat amb els llops

He jugado con los lobos. Es un libro que me acabo de leer y que me gustaría recomendar. La historia ya me conmovió cuando la escuché por primera vez, porque es una historia real, que ocurrió en algún lugar de Sierra Morena en la época de la posguerra.

Marcos era un niño de seis años maltratado por su madrastra y al que su padre acabó vendiendo al propietario de unas cabras. Su nuevo "dueño" le asignó el cuidado permanente del rebaño. Así que Marcos creció y vivió desde los seis hasta los diecinueve años en las montañas. Solo y aislado, cuidando de un rebaño de cabras. Nunca nadie le trajo comida, ni agua, ni ropa. Al principio convivió con un viejo pastor que le enseñó lo básico para sobrevivir en esas condiciones y, una vez creyó que ya lo había aprendido, el pastor desapareció sin dar más explicaciones.

Marcos pasó miedo. Comía hierbas, conejos y peces y bebía la leche de las cabras. Se hizo amigo de los animales y él asegura (la historia la narra él mismo en primera persona) que le llegaron a proteger en muchas ocasiones. Era la manera que ellos tenían de agradecerle el cariño y el alimento que les daba. Convivió con una culebra que lo acompañaba a todas partes. Con zorros, pájaros, ratas y búhos. Y con lobos, llegando incluso a jugar con sus cachorros.

Es una historia triste y contiene muchas frases contundentes que dan qué pensar. Como que uno realmente no sabe qué es más salvaje, si vivir en la montaña con los animales o vivir en la jungla del asfalto. La gente de la ciudad tenía miedo del "hombre salvaje de las montañas". Pero Marcos tenía miedo de las personas. Gritaban, mentían y maltrataban a los animales. Y todo eso le causaba mucha ansiedad. Marcos nunca entendió por qué nadie tuvo con él un gesto de cariño, cuando los animales matarían para proteger a sus crías.

Actualmente Marcos tiene unos sesenta y cinco años y vive en Galicia, con unas personas que le adoptaron al cabo de un tiempo de que la Guardia Civil lo rescatara de las montañas y lo llevara a la ciudad.

Dice Marcos que hay mucha gente que no se cree su historia, las cosas que cuenta sobre la relación y la comunicación que tuvo con los animales. Y dice el autor que quizás lo importante no es lo que sucedió en realidad sino cómo creyó él que sucedía. Cómo lo vivió. Porque tal vez fue su imaginación la que le salvó y le permitió sobrevivir tantos años de aquella manera.

El libro me ha enganchado de principio a fin (cosa que me cuesta mucho), por la intensidad constante en la narración. Se lee fácil y rápido y es de muy buena comprensión, a pesar de que no sé si me lo he leído en un catalán que tenía muchas palabras en mallorquín o es que está escrito propiamente en mallorquín. El autor es Gabriel Janer Manila y el libro obtuvo el Premi Joaquim Ruyra de Narrativa en 2009.

martes, 26 de octubre de 2010

Éto eh er fúngol

El pasado fin de semana vi que venía el Barça a jugar contra un equipo de futbol local, en el grupo de alevines. Tanto los niños como nosotros pensamos que sería un partido bonito de ver. Una buena oportunidad para disfrutar de buen nivel de futbol y aprender cosas. Pero resultó una experiencia lamentable, patética y vergonzosa.

Patéticos los comentarios de los padres indignados que se creen que entienden de futbol más que nadie. Los mismos que se pasaron diez minutos reprendiendo al árbitro desde las gradas para que pitase ya el final del partido. Y los insultos de la categoría de "hija de puta" efectuados por madres de familia con sus hijos al lado.

Lamentable la actitud de los jugadores del equipo local (niños), haciendo caso de los gritos que les llegaban desde las gradas y les animaban a perder tiempo siempre que pudieran (iban empatados), durante los últimos quince minutos del partido.

Patéticos los entrenadores del equipo local (hombres de más de treinta y cinco años), que saltaron al campo para increpar al árbitro (una chica de quince o dieciséis años como mucho) cuando aún no había acabado el partido y justo el Barça había marcado el segundo gol. Qué ejemplo tan pésimo para sus jugadores. Evidentemente uno de ellos saltó detrás de su entrenador, desposeído completamente, para unirse a los gritos contra el árbitro.

Patéticos los niños que miraban el partido y realizaban todo tipo de comentarios irrespetuosos sin que nadie les llamase la atención, ni siquiera sus padres. Mal andamos si cuentan con el beneplácito de los adultos, pues se crecen en su actitud de mal comportarse sin darse cuenta de que aquello no está bien.

A los árbitros hay que respetarles. Insultar, gritar y provocar sólo contribuye a que haya mal ambiente para todos: jugadores, árbitros y padres que no queremos formar parte de este espectáculo denigrante. El árbitro trata de ser neutral en medio de percepciones completamente subjetivas por naturaleza, ya que cuando dos equipos optan a una victoria el partido está expuesto a todas las subjetividades del mundo. Hay que dejar que esta figura trabaje y fomentar entre todos que lo haga a gusto porque, cuando nos toque perder, siempre será una persona que lo hace mal, que no sabe, se equivoca y está comprado. Y cuando nos toque ganar, pasará completamente inadvertido para nosotros y la victoria habrá sido posible gracias a la maravilla de jugadores que tenemos en el equipo, jugadores que creemos con convicción que son buenísimos y que un día nos llamarán a todos para que hagan las pruebas para entrar en el Barça. Lamentable.

Es una vergüenza que, siendo una dinámica que se produce cada fin de semana, nunca se haya tomado ninguna decisión al respecto. Ya sé que esto no ocurre sólo aquí sino en todos los campos de futbol. Pero eso no debe ser excusa para no actuar, para no hacer nada. Es por eso que apelo a la conciencia de quienes están más arriba, de la Federación Catalana de Futbol y de los equipos directivos de los clubs. La misma conciencia que no debería permitirles dormir tranquilos sabiendo que pasan estas cosas.

martes, 19 de octubre de 2010

La señora Pepita

La señora Pepita es la vecina que vivía en el piso justo debajo del de mis abuelos. Una mujer menuda y delgada, con el pelo negro y muy corto. Llevaba unas gafas con montura de pasta de color salmón o rosado, no recuerdo con exactitud. Le encantaba hacer bordados. El día de Reyes mi abuela le colgaba una cuerda desde la ventana que daba al patio de luces, a la que ataba el cesto de las pinzas para tender la ropa. La señora Pepita, desde su casa, colocaba dos paquetitos bien envueltos en el cesto. Eran los regalos que los Reyes Magos de Oriente nos traían a mi hermana y a mí en casa de la vecina. Nosotras siempre nos apresurábamos encuriosidas a desenvolver los paquetes, pensando en muñecas, juguetes ... algo que nos hiciera ilusión. Pero, aunque en el fondo ya lo sabíamos, siempre se trataba de alguna manualidad. Bordados hechos a mano por ella con todo su amor. "Lo ha bordado la señora Pepita a mano" nos insistían mi abuela y mi madre. "Sí ... sí ... claro ... qué bonito ..." respondíamos nosotras complacientes. En aquel entonces no lo valorábamos como ahora. Así, un año nos trajo un punto de libro, otro año la inicial de nuestro nombre enmarcada en un pequeño cuadro, ... el último fue el pañuelo de novia. No lo llegué a llevar el día de mi boda pero lo guardo encima de una mesa que hay en mi habitación. Debajo de un portavelas de cristal, ahí está, siempre visible.

Solíamos bajar a su piso para agradecerle los regalos y nos quedábamos un rato charlando con ella y con sus hijos. Cierro los ojos y tengo vagos recuerdos de su casa. Recuerdo un scalextric montado que ocupaba toda una habitación. Recuerdo el gato persa en el sofá, una lámpara blanca que cuando se encendía iba cambiando de colores, siempre en tonos pastel. Y poca cosa más. La señora Pepita nos tenía mucho cariño.

Ayer me contó mi madre que se va a ir a vivir a una residencia. Lo ha decidido voluntariamente y está muy entusiasmada, pues la residencia está cerca de donde viven sus hijos (y sus nietos), fuera de la gran ciudad. Su habitación tiene una pequeña terraza en la que ya piensa colocar todas sus plantas. Y se va a llevar el ordenador, me cuentan que a sus casi ochenta años tiene la cabeza muy clara y suele conectarse a Internet.

Espero que le vaya todo muy bien en esta nueva etapa. El día que me decida a entrar en Facebook igual la busco y me llevo la sorpresa del siglo con ella ... la señora Pepita.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Copiapó, 69 días después

Sobre un pequeño lugar de este planeta se centra ahora mismo la atención del mundo entero. Treinta y tres mineros bajo tierra durante 69 días han dado un todo un ejemplo de supervivenvia en condiciones adversas. No puedo imaginar lo que debe haber sido vivir a 722 metros de profundidad, a oscuras, sin apenas recursos. Ni lo que tiene que ser la ascensión que les está llevando ahora mismo, uno a uno, de vuelta a sus vidas. Quince minutos encerrados en la cápsula que se ha bautizado como Fénix, subiendo a un metro por segundo. Me pregunto cómo hacen frente a la claustrofobia, a los ataques de pánico, a la desesperación ... quiero pensar que les han ido enviando medicinas para paliar la ansiedad.

El campamento que se ha montado alrededor de la mina de San José, en el desierto de Atacama, es el símbolo del amor, del apoyo a la lucha y de la unión que hace la fuerza. Compartir la angustia alivia. Y conmueven personas como el payaso que se ha pasado todos los días animando y distrayendo a los niños.

Sale el primero. Está eufórico. Me imaginaba a una persona exhausta y derrumbada a lágrimas. Pero no. Seguro que está agotado, sí, pero aún le quedan fuerzas para celebrar con energía el momento con todos los que están ahí fuera esperándoles. El rescate es complejo y difícil pero se está realizando de forma eficiente y satisfactoria. Sin embargo hay que ser cautos, pues aún queda trabajo por hacer. No puedo imaginar la durísima decisión de quién va a salir el último. Es espeluznante.

Desde el otro lado del océano Atlántico se vive con una profunda emoción esta sobrecogedora historia que esperamos tenga un final plenamente feliz.

Las cartas de Meri

A los dieciséis años escribí una carta de dos páginas titulada "Una muerte injusta". Todavía la guardo. En ella vomité toda la tristeza y la inquietud que me produjo la muerte de uno de los mejores amigos de mi padre, el Pep de Premià. Aún recuerdo sus ojos saltones y su peculiar sentido del humor. Mi instrumento musical preferido es el saxo, creo que en parte motivado por la cinta de cassete que nos regaló una vez y que mi padre solía poner cuando íbamos en coche, con canciones en las que sonaba un saxo.

En la universidad escribí una carta a una de mis amigas, Zorione. Murió su padre y sentí la necesidad de darle mi apoyo. Y lo hice así, con mis sentimientos plasmados por escrito.

Cuando acabó la Universidad, el hombre que hoy es mi pareja se fue cuatro meses a Manchester a estudiar inglés. Me escribí cartas con él que guardo en la mesilla de noche como un tesoro. Así, si un día se incendia mi casa, sólo tengo que meter la mano en el cajón, agarrarlas rápidamente y salir corriendo. Alguna vez las he releído y, a parte de pensar "cuánto amor había ahí", también me sirven para darme cuenta de cómo ha cambiado mi manera de pensar en ciertos aspectos de la vida a lo largo del tiempo.

Nació mi primer hijo y no pude frenar el impulso de escribirle una carta a mi matrona. Fue un momento vital de mucha intensidad. Cosas que siempre había imaginado que me emocionarían, no lo hicieron. Y cosas que nunca me hubiera pensado, fueron capaces de emocionarme muchísimo. Compartes un tiempo de tu vida con una persona, la que ayuda a traer a tu hijo al mundo, que es muy breve pero emocionalmente tan intenso que acaba convirtiéndose en alguien muy presente en tus recuerdos y en tu corazón.

Me operaron de miopía al cabo de unos años y escribí una carta de agradecimiento al equipo médico que me llevó. El impulso fue fruto de la euforia que se destapó en mi por el simple hecho de ver. Aún recuerdo cómo empezaba: "Me paso el día alucinando. Vivo cada minuto con una euforia contenida que trato de no compartir en exceso con los demás, para no parecer idiota. Veo, veo, veo. Cierro los ojos, los vuelvo a abrir y veo. Como si fuera lo normal. Tal vez es lo normal pero no para mí ...".

Escribí otra carta a la que fue profesora de guardería de mis dos hijos durante cuatro años. Por sus manos pasa la educación de tantos niños en una etapa tan decisiva de sus vidas y sentí la necesidad de agradecerle su dedicación y constatarle lo mucho que lo valoramos como padres.

Y así he ido esparciendo mis cartas por el mundo, a uno y a otro. Realmente me gusta escribir pero también es una necesidad que nace de mi interior. Un impulso que muchas veces no puedo frenar. "Escribe un libro ..." me han sugerido en ocasiones. Pero es que hay tanta gente a la que le gusta escribir y tanta gente que escribe tan bien ... Tal vez un día me decida y lo haga por mi. No para convertirme en una escritora famosa sino para dar rienda suelta a esa cabecita que siempre está ahí pidiéndome más.

martes, 5 de octubre de 2010

La Gioconda

Hace años que conocí París. Me pareció una ciudad preciosa, en la que te podías sentar en cualquier café y degustar un buen plato. Me divertí contando las escaleras de la Torre Eiffel, por la que subimos andando hasta el último tramo, en el que se sube en ascensor. Y me reí viendo cómo me temblaban las piernas al bajar, después de tantos escalones arriba y abajo.

Tomamos un tren y fuimos a visitar el Palacio de Versalles. A veces lo que menos te esperas que ocurra es lo que más agradablemente te sorprende y lo que guardas como algo más especial en tu memoria. Eso es lo que ocurrió cuando decidimos alquilar una bicicleta y pasearnos por los jardines del palacio. Fue el paseo en bicicleta, más que la visita al palacio, lo que guardo con cariño y nostalgia en mis recuerdos.

Paseamos hasta el museo del Louvre. Allí me gustó poder ver en vivo y en directo todas las pinturas del renacimiento italiano que tanto nos habían explicado en historia del arte, cuando estudiaba bachillerato. Tiziano, Boticelli, Piero de la Francesca, Leonardo ... Los cuadros que me enseñaban en diapositivas o en libros, expuestos a mi vista. Los reales, los auténticos ... con todas las connotaciones religiosas que nos contaba nuestra entendida profesora.

Y entonces llegamos a la sala donde estaba ella. La Gioconda, la Mona Lisa. Recuerdo que estaba ella sola en una sala dedicada, protegida por unos cristales que no dejaban observarla desde muy de cerca. La sala estaba abarrotada de gente pegada a los cristales. Me hacía ilusión ver el cuadro. Mucha. Tal vez era uno de los cuadros sobre los que recordaba más explicaciones: la técnica del sfumato que utilizó Leonardo da Vinci para pintarla, que era una técnica que creó él y que difuminaba la imagen, todos los misterios que rodean la identidad de la protagonista y su sonrisa ...

Cogí distancia y la miré. Paseaba lentamente desde la media distancia, sin dejar de mirarla. Y entonces ocurrió algo inesperado. Allí, rodeada de tanta gente, en una sala tan concurrida, ella me miró a mí. Sólo a mí. Todo el rato a mí. Y me emocioné. Las lágrimas empañaron mis ojos pues recordé, en aquel momento, esa otra característica del cuadro. Que estés donde estés y la mires desde donde la mires, ella siempre parece que te esté mirando a ti. Fue como si ella hubiera tenido conmigo un bonito gesto de agradecimiento por haber recorrido tantos kilómetros para verla. Por respetarla y admirala. Y por serme imposible contemplarla desde más cerca.

Me avergüenza un poco confesar que éstos fueron los sentimientos que me produjo verla. Pero así fue. Cuando me acuerdo de mi viaje a París, inevitablemente, lo primero que pasa por mi cabeza es ese pequeño instante en el que tanto se agitó inesperadamente mi interior con sólo mirar a la Gioconda.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

29-S: Huelga General

Hoy hace un bonito día. Corre ese aire fresco tan típico de septiembre, que nos recuerda que el verano ya pasó. Pero el sol es radiante. Desde casa diviso tranquilidad en la calle, un día corriente. Pero no lo es. Hoy estamos en España de huelga general. La convocaron los sindicatos, principalmente para protestar por la reforma laboral que ha aprobado el gobierno recientemente. Es una reforma que no tiene pinta de que vaya a ayudar mucho a generar empleo. Más bien es una reforma que facilita aún más el despido a los empresarios y vuelve más precaria la situación del trabajador ante un despido.

Una encuesta en la cadena autonómica de televisión daba, hace unos días, mitad y mitad en cuanto a la opinión de la gente sobre si secundaría la huelga general. La mitad de la gente no está de acuerdo con la huelga. Hay varios argumentos, los dos principales son:
- "Ya está la cosa lo bastante difícil como para encima perder un día de trabajo" (ése es el argumento tanto de autónomos como de empleados por cuenta ajena, que pierden el sueldo del día si van a la huelga).
- También está el "ésta no es la manera". La reforma laboral no nos va a sacar de la crisis pero la huelga tampoco nos conduce a nada.

Hay cuatro millones de personas en España que no se puede decir con exactitud que hoy estén de huelga. Simplemente están en el paro, no tienen trabajo. Así que no se yo si éstos están muy de acuerdo con la huelga tampoco.

Después están los que no están de acuerdo pero no irán a su trabajo por miedo a los piquetes. Ya están saliendo por la televisión los típicos piquetes que amenazan a los comerciantes a las puertas de sus locales, los que no han podido abrir porque les habían puesto silicona en la cerradura, los que cortan carreteras y calles quemando neumáticos ... Ya hay una persona ingresada en un hospital con pronóstico grave. Es una mujer que formaba parte de un piquete y ha sido atropellada.

Y con todos estos incidentes, la consellera de trabajo del gobierno catalán ya ha opinado que la huelga está transcurriendo "con normalidad". ¿Con todos estos incidentes? ¿Cómo puede un responsable de gobierno soltar algo así y quedarse tan ancho? Un batacazo más en el estómago de muchos ciudadanos que en las próximas elecciones queremos votar pero no sabemos a quién. Porque, sinceramente, todos desaniman.

Al otro lado los sindicatos, que ya califican la huelga de éxito rotundo. "Los servicios mínimos de transporte se han cumplido pero no hubieran hecho falta. Los trenes iban medio vacíos porque la gente entiende esta huelga y se ha quedado en casa". Es lo que acaba de decir un portavoz de los sindicatos. ¿Cómo se puede ser tan simple? La gran mayoría ha asistido a sus puestos de trabajo pero lo han hecho en transporte privado, precisamente por miedo a que no se cumplieran los servicios mínimos, cosa a la que ya estamos muy acostumbrados cuando los transportes se ponen en huelga.

Y así estamos. Unos en un extremo, otros en otro y los ciudadanos, en medio y sin gustarnos la postura del uno ni la del otro. Como siempre. Ahora, a esperar las consecuencias que va a suponer esta "exitosa huelga general que ha transcurrido con normalidad".

viernes, 17 de septiembre de 2010

Hola, soy yo

Ya no recuerdas quién soy. Ni cómo me llamo. Pero sabes que soy una persona de tu entorno familiar y te alegras cuando me ves. Te llevo a pasear en tu silla de ruedas por la Gran Vía de Barcelona. Te paseo lentamente para que te sientas seguro y tranquilo. Saludas a todo el que se cruza con nosotros y nos mira. Crees que te conocen, pues siempre has sido una persona muy conocida gracias a tu trabajo: en el barrio, en el aeropuerto ... Has viajado por muchos países y eso te llevó también a conocer a mucha gente. Te sientes feliz de que todos te saluden y te reconozcan, aunque en realidad nos saludan por amabilidad.

Hablamos del día que hace, del sol, de las nubes, de los edificios ... Me cuentas que éste es nuevo, que lo han cambiado. Te sigo la corriente y así podemos tener más tema de conversación. Nos sentamos un rato en un banco. Te hago notar que pasa una ambulancia, que tal vez haya pasado algo cerca de aquí o tal vez hay un hospital en la zona. Por algún camino u otro siempre acabas volviendo a tu terreno. A las cuatro cosas sobre las que siempre te repites. Debieron ser los ejes que marcaron tu vida. Tu viaje a Japón, tu trabajo como sastre y la cantidad de horas que le dedicabas, el orden necesario para que las cosas funcionen bien y tus consejos. Me los da una persona muy mayor que tiene una enfermedad neurodegenerativa. Pero son consejos sabios y, al final, es lo que me llevaré de ti. Me aconsejas que haga siempre el bien, porque entonces siempre tendré las puertas abiertas allá donde vaya, en todos los sitios. Y que me aparte de lo malo, que sólo me dará problemas. Sentencias que cada uno es como es y que lo mejor para estar bien es tener actividad, trabajar.

Nunca la mencionas a ella. No sé si es para aliviar el dolor de que ya no está o porque realmente fuiste un hombre de negocios con poco tiempo para el amor. Tal vez ella fue para ti más apoyo logístico que pareja, ¿no dicen que detrás de un hombre triunfador en la vida hay una gran mujer? La gran mujer en la sombra ...

Hora de irme. Te llevo de vuelta y te subo al comedor de la segunda planta, donde tienen a los que están peor. Aún así, por las cosas que me dicen en alguna conversación corta, deduzco la existencia de efímeros momentos de lucidez. "Qué guapa eres" me dice una señora que está fatal pero que siempre sonríe. "Muchas gracias. Y qué amable es usted. Me gusta mucho que siempre sonría". Le respondo con cariño. "Siempre sonrío". Y cuánta razón lleva. Siempre hay que sonreir, aunque las cosas que a veces nos pasan en la vida nos hagan olvidarlo.

Te estampo un largo beso en la mejilla. "¿Te vas? ¿A dónde vas?". "A buscar a los niños, que salen del colegio". "¿Y yo que hago? ¿Me quedo aquí?". "Sí, abuelo. Ahora te darán de comer. Yo volveré la semana que viene y volveremos a pasear. Aunque haga frío, nosotros nos abrigaremos y pasearemos, que va muy bien que nos de el aire ¿a que sí?". Claro que sí. El aire te despeja la cabeza y te hace olvidar el dolor de las rodillas o de las lumbares durante un rato.

Lo más duro está por llegar. Espero que entonces sea fuerte y pueda continuar viniendo. Porque me gusta venir. Me gusta verte, sentir que pongo mi granito de arena para que te sientas acompañado por tu familia en esta etapa final de la vida. Y me reconforta que, aunque en tu mundo, te veo relajado y feliz, con la misma sonrisa de siempre. Hasta el lunes, abuelo.

sábado, 7 de agosto de 2010

El paraíso existe

Y tiene nombre propio. Se llama Mallorca y se apellida Colònia Sant Jordi. Lo siento, Menorca. Me rendí a tus encantos la primera vez que te conocí. Sin disimulos. Y propagué mi amor por ti a los cuatro vientos. Cada año quise volver y conocerte un poco más. Pero el destino ha querido que mi fidelidad de tantos años se rompiera. He conocido a tu hermana mayor, Mallorca, y ha sido muy difícil decir que no. Me lo ha puesto todo muy fácil y cómodo.

Me he bañado en la Platja es Dolç y no he podido evitar acordarme de tu Son Saura. Visité la Platja Es Trenc y al llegar al parking me fue inevitable pensar en tu Algaiarens. Me sumergí por las profundidades de la Cala Llombards y evoqué Macarella y Turqueta a la vez. Todas me recordaban a ti pero no tuve preocupaciones horarias, ni kilómetros ni aglomeraciones. Llegar, querer y tener.

He coqueteado con todas las cocas que se han acercado a mí: la de trampó, la de verduras, la de gató ... Los helados artesanos del hostal Colonial tuvieron la osadía de retar a los de Can Joan de Saigo. Y se batieron en un duelo a muerte para conquistar a mi estómago. "O dioses del cielo, tened piedad de mi. ¡¡No puedo escoger entre ambos!!".

Me invitaron a visitar el Centro de Interpretación de la Isla de Cabrera, un acuario de reciente construcción, con 18 grandes peceras, que albergan una muestra de las distintas especies marinas que habitan en el archipiélago de Cabrera. Allí vi peces muy curiosos que no había visto en mi vida, pues algunos son autóctonos de la zona. Y quise más.

Así que navegué hacia el archipiélago, compuesto de dos islas mayores (Cabrera y Conejera) y quince islotes. Y me reencontré contigo. Mi querido Mar Mediterráneo. Navegando por tus aguas me volví a sentir como la niña que una vez fui. La que navegó por tus aguas pero en otros parajes. La misma que, como entonces, se deja ahora embriagar por el encanto de tu inmensidad. Y al llegar a la Cueva Azul sentí que había alcanzado el paraíso. Y me entregué a ti. Dejé que tus pequeñas olas revoltosas envolvieran mi cuerpo desnudo y de nuevo buceé y admiré tu belleza submarina.

Este verano me lo he pasado en grande en Mallorca. Cada día mejoraba al anterior. Los descubrimientos fueron espectaculares y las vivencias intensas. Le dedico este post a mi familia, la responsable en gran parte de que me lleve un recuerdo tan bonito de estas vacaciones. Y a Isabel. Una abuelita mallorquina que irradia ilusión y ganas de disfrutar cada segundo de la vida. Igual que las que debió tener de jovencita, en aquellos años en los que seguró rompió montones de corazones con su belleza, su simpatía y sus dulces ojos (azules, cómo no). A tu salud me tomé una ensaimada de albaricoques deliciosa en Can Joan de Saigo. Gracias por tus recomendaciones.

En cuanto a ti, Menorca, sé que un día volveré. Y aunque no será pronto, espero que entonces sepas perdonarme y me recibas igual que siempre. Con los brazos abiertos, invitándome al sosiego y dejando que recorra con tranquilidad los rincones que siguen guardados como tesoros en el fondo de mi corazón.

martes, 20 de julio de 2010

La màscara del Rei Artur

No m'agrades, Artur. Mai no m'has agradat. Però aquest cop et votaré. Dóna-li les gràcies a la Pilar Rahola. M'agrada com pensa, com raona i com parla. I m'ha agradat el seu últim llibre, La màscara del rei Artur. M'empasso bastant bé la pel.lícula de que has crescut com a persona i com a polític i de que t'ha anat bé estar a l'oposició durant uns quants anys. Actualment ets el "futurible" que menys em desagrada.

El llibre també m'ha servit perquè em caiguin els mites i per confirmar que veritablement hi ha molta gent del teu entorn que tampoc m'agrada. Però sento una sintonia personal amb tu per la forma com concebs la relació amb la família, amb els companys de feina i, sobretot, amb la parella. I crec que una persona que està al capdavant d'un país ha d'haver passat per una escola d'economia. La que sigui, però ha de ser un economista, amb una base sòlida que hagi adquirit amb els estudis i amb l'experiència a l'empresa. En aquest país resulta que exigim currículums i referències a tothom menys als qui han de governar. I governar un país és, al cap i a la fi, conduir una empresa. Molt gran, però una empresa. I se n'ha de saber. És per això que et votaré.
Vaig predir que la sel.lecció espanyola de futbol guanyaria el Mundial de Sudàfrica. I l'ha guanyat. Vaig predir que l'Iker Casillas seria capaç d'estampar-li un petó a la Sara Carbonero davant de tota Espanya si guanyaven. I va passar. No he entrat al Youtube però la tendra i romàntica escena de ben segur que hi és i que acumula, a hores d'ara, milions de visualitzacions. Estic en ratxa amb les meves prediccions, Artur, així que escolta'm bé. No facis cas de les enquestes, que ja t'ho dic jo el que vols saber: guanyaràs les properes el.leccions amb majoria absoluta. Així que una cosa et vull demanar: fes-la servir amb humiltat, amb intel.ligència i amb seny. Enhorabona, president. El compte enrera ha començat.

domingo, 11 de julio de 2010

Catalunya-España

Cataluña sentencia. Con titulares de prensa como éste amanece hoy el día en Catalunya. El día después de que un millón y medio de catalanes ("miles de personas", según uno de los medios de comunicación estatales al que oí ayer haciendo zapping) se manifestaran por las calles de Barcelona para protestar. El lema de la manifestación “Som una nació. Nosaltres decidim” y el motivo principal de la protesta, decirle al Tribunal Constitucional, unidos y en voz alta, que a la mayoría de catalanes no nos ha sentado nada bien la sentencia sobre el Estatut. Para resumir, estamos disgustados por el grado de intervencionismo que dispone y nos sentimos humillados y maltratados por la tardanza en la emisión de la misma (casi cuatro años).

Las especificidades lingüísticas sobre el uso del término nación, sinceramente, a estas alturas, creo que a muchos nos dan igual. Son otras cosas las que nos preocupan más. Sentimos que pertenecemos a una nación porque tenemos una historia, unas costumbres, unos paisajes y una lengua propia. La que hemos mamado desde que nacimos. Y nos da igual que la máxima autoridad jurídica de este país ponga por escrito que no. Es un órgano que ha perdido credibilidad para nosotros. ¿Magistrados que han caducado su mandato, políticamente simpatizantes de un u otro lado y tardando cuatro años en decirnos algo? Cuesta mucho sentir respeto.

Es una pena porque nosotros somos perfectamente capaces de vivir atados a una cuerda. Aunque nos aprete. Pero no podemos sentir que la cuerda nos ahoga porque entonces lo que tenemos es ganas de romperla. Y eso, por mucho que los políticos y los medios de comunicación pretendan influir en las opiniones de los españoles, quiero pensar que es algo que puede entender cualquiera que viva en la otra punta de España. Pedimos más autonomía, no la independencia. Y eso hay que afrontarlo de la misma forma que lo hace un padre cuando su hijo adolescente le pide más margen (más autonomía). Con responsabilidad, con seriedad y sin miedo.

No obstante, todo lo que ahora ocurre no me quita el orgullo de poder hablar y escribir perfectamente en dos idiomas, el catalán y el castellano. Hablo indistintamente con uno o con el otro. Depende de mis interlocutores. Es un orgullo que trato de transmitir a mis hijos. Con ellos he inventado un juego que consiste en encontrar palabras que se digan completamente diferentes en catalán y en castellano. Nos divertimos mucho constatando la diferencia. El juego es didáctido, divertido y entretenido, y me sirve para que vayan enriqueciendo su vocabulario multiplicado por dos. Bueno por tres, porque además acabamos traduciendo la palabra también al inglés. Así, cuando en el resto de España llueve a cántaros, aquí plou a bots i barrals. Y ante el mismo fenómeno metereológico, resulta que para otros it’s raining cats and dogs. Más de doscientas palabras tenemos registradas ya en nuestro particular diccionario familiar.

Bueno, acabo ya. Anochece (Es fa de nit) y quiero empezar a preparar la fiesta que vamos a vivir esta noche. Voy a ver el gran partido de España-Holanda con mi familia. No hemos colgado la bandera española en el balcón. Tampoco la catalana. Tengo ganas de fútbol, no de mezclar política y deporte. Y quiero que gane España. La rabia del momento me hace querer recordar que la mitad del equipo que saldrá al campo esta noche es del Barça. Y que cinco de los jugadores son catalanes. Que hemos llegado a esta final con un total de ocho golitos que llevan el sello blaugrana. Y que quien nos ha dado el pase a la final es un catalanista independendista, con un golazo que metió de cabeza calcado al que le metimos al Real Madrid en el histórico 2-6. Pero una vez ya he vomitado la rabia me sereno y me gusta pensar que la otra mitad del equipo no tiene nada que ver con Catalunya y que en realidad es el mejor trabajo en equipo el que nos ha hecho llegar hasta aquí. Eso, y tener un líder que ha sabido transmitir espíritu de equipo, ha mostrado confianza a todos sus jugadores y les ha inyectado ilusión de juego. Tal vez los políticos deberían ver un poco más de futbol y tomar nota. Y a vosotros, chicos, a los que vais a salir esta noche al campo a morder, dejadme que os felicite por avanzado. Porque vais a conseguir una victoria épica e insólita. Sé que lo vais a conseguir, lo presiento. Tenéis todo lo necesario. Un conjunto de excelentes individualidades que se funden en perfecta harmonía y equilibrio en un mismo equipo, con un mismo objetivo. Felicidades. Será un bonito paréntesis de felicidad dentro de la tempestad política en la que estamos inmersos constantemente. ¡A por ellos!

miércoles, 26 de mayo de 2010

Más de poesía

ARMAS DE SEDUCCIÓN
Qué es lo que vos sois de merecer?
Una compañía fiel en el camino?
O una locura que irrumpa en vuestro destino?

Si buscáis un estímulo permanente,
hacedle ver lo que valéis,
el sabio que penetre en su mente,
nada más necesitará.
Risas, ternura, buen temple,
quién se resistirá?

Mas si el deseo queréis arrancar,
hacerdle ver lo que tenéis.
Mostrad con descaro y alevosía
ese secreto que sólo vos sabéis.

martes, 25 de mayo de 2010

Va de poesía

MATRIMONIO
Un trayecto compartido
que se inicia convencido
se recorre desprevenido
y se mantiene con la ilusión.

Hallas piedras en el camino
confía el rumbo a la razón
y deja sentir a tu corazón
pues lejos de perturbar tu destino
sólo hacen más fuertes la unión.

ADÉU
Al principi, un cop
Després, el record
Però passen els dies i m'adono que
no ets més lluny, sino molt a prop
perquè et duc
al meu cor.

martes, 18 de mayo de 2010

Memoria

Ayer, como cada lunes, fui a visitar a mi abuelo a la residencia. Allí coincidí con mi madre. Nos sentamos los tres juntos alrededor de una mesa. En medio de las conversaciones que tenemos con él, mi madre inició un pequeño diálogo a dos conmigo.
- El otro día leí una poesía que me gustó.
- ¿Ah sí?
- Sí … decía así:
Hola, padre (…)
¿me conoces, padre? (…)
Tu mirada es como la mar en calma
como una montaña lejana
como ese tren en marcha
sin ninguna parada.
Hola, padre (…)
¿me conoces, padre? (…)
- Es muy bonita.
- ¿En serio? ¿Te gusta?
- Sí.
- ¿Se entiende?
- Bueno … supongo que es el sentimiento de un hijo hacia su padre cuando ve cómo el alzheimer va devorando su memoria.
- Exacto. ¿Y de verdad que te gusta?
- Que sí, mamá. ¿Por qué?
- Es mía.
- ¿Qué me dices? La tienes que enviar a La Vanguardia, ahora están haciendo su concurso e-poemas.
- Lo sé. Quiero enviarla. Pero con un pseudónimo. No se lo cuentes a nadie, ¿vale? Si me la publican ya lo diré.
- Ahora entiendo de dónde me viene la vena literaria.
- (Mi madre sonríe) Puede ser, sí. ¿Sabías que de niña escribía cuentos y se los contaba a mi tío? Era el único que me los escuchaba…

A veces crees que a cierta edad tus padres ya no te pueden sorprender. Que conoces todo acerca de ellos. Y un día te sueltan perlas como ésta …
Mamá, no te escondas. No te avergüences. Tu poema es muy bonito. ¿Cómo puede ser, si no, algo que nace de lo más profundo del corazón?. Deja que yo sí lo publique, que utilice mi blog como altavoz y lo propague a los cuatro vientos. Y que diga con orgullo que este impulso tan entrañable que has sentido tiene nombre y apellidos. Rosa Galera Peris escribió este poema que al final tituló Memoria. Y no te preocupes si se publica en el periódico o no. Sólo que una sola persona con tu mismo sufrimiento, con el mismo amor hacia su padre que tú, aterrice en esta página y se reconforte con estas palabras, sienta que no está sólo y que otros comparten sus mismos sentimientos … ¿no habrá valido la pena?

domingo, 2 de mayo de 2010

Día de la madre

Felicidades mamá.
Gracias, os quiero mucho. Qué mayores os habéis hecho, hijos.

Ya no sois aquellos bebés que teníamos antes …

Antes decorábamos nuestro hogar con baberos y biberones. Ahora nos invaden las consolas y los mp3. Antes íbamos al parque a jugar. Ahora os acompañamos a la pista de futbol y a la half. Antes solíamos ver a los teletubbies y a Doraemon. Ahora en la tele no salimos de Disney Channel salvo para ver a los Simpson. Antes os cantábamos el “sol solet” o “la lluna, la pruna”. Ahora enloquecemos juntos al ritmo de Ke$ha o de los Black Eyed Peas. Antes os llevábamos a la peluquería y os cortaban el pelo muy corto, con la raya a un lado. Ahora casi os arrastramos para ir a sólo repasar esas melenas que van peinadas sin rayas, todo hacia delante y a un lado, tipo Mitchel Musso. Antes os vestíamos como queríamos. Ahora vuestros pies sólo calzan Nike 6.0 y os ponéis pocas cosas que no estén etiquetadas por los señores Quiksilver, Vans, Billabong o Element.

Desde hace poco he vuelto a ser madre. Ahora tengo un nuevo bebé con el que entretenerme. No llora, me reclama en silencio. No toma mi leche, se alimenta de mis neuronas. No le cambio pañales pero me paso el día tocándole botones, modificándole y añadiéndole gadgets. No me lo sacó un médico, me lo ha indexado Google. En veinte días. Desde que lo he visto aún no se me quita la cara de lela. La misma que puse, eso sí, cuando os vi nacer. Ahora lo contemplo, os contemplo y pienso “qué bonito es ser mamá”.

miércoles, 28 de abril de 2010

Cómo ayudar a los hijos a estudiar (II)

Aquí van los otros 5 consejos que faltaban. (Este post es la continuación de Cómo ayudar a los hijos a estudiar I).





6) Marcarse un propósito. Es algo que debe salir de él. “No me levantaré de aquí hasta que…”. Debe ser claro, concreto y realista.

7) Realización. En el estudio, tener en cuenta las fases: lectura, repetición, memorización y comprobación. Para la repetición pueden probarse las técnicas que más ayuden: hacer un mapa conceptual, un esquema, subrayar. En el trabajo: recopilar los materiales, investigar, coordinar, planificar y confeccionar.

8) Motivación. Marcar el progreso visualmente es un buen refuerzo positivo, que puede complementarse con algún otro que se nos ocurra.

9) Comprobación. Debemos hacer un esfuerzo de creatividad en la comprobación. Mostremos interés en lo que nos cuentan e intentemos buscar, por ejemplo, qué aplicación puede tener en la vida real, en nuestra cotidianidad.

10) Recompensa. Una vez acabados los deberes, el estudio y/o el trabajo, buscar un premio al esfuerzo: levantarse de la silla, leer alguna cosa que nos guste, picar alguna cosa sana, escuchar dos canciones de música, ver un poco la tele o jugar una partida del juego que les gusta (o controlarlo por el tiempo dedicado, no por las partidas).

De nuevo, gracias a Juanjo Fernández Sola por su charla tan provechosa y amena sobre este tema.

jueves, 22 de abril de 2010

Cómo ayudar a los hijos a estudiar (I)

Este mes asistí a una charla organizada por la Asociación de Padres y Madres de las Escuelas del municipio donde vivo. La impartía Juanjo Fernández Sola, profesor y miembro del Departamento Pedagógico de la Fundación Escola Cristiana de Catalunya. La charla se enfocaba en cómo podemos ayudar los padres a nuestros hijos a la hora de estudiar y de hacer los deberes del colegio. A parte de interesante y amena pudimos irnos de allí con algunas pautas útiles para aplicar que, por cierto, nada tienen que ver con la orientación religiosa de cada uno. Aquí comento algunas de las que Juanjo Fernández expuso, para quien pueda interesarle.

Un apunte previo
Nuestros hijos, “los niños del tercer milenio”, como leí recientemente en una interesante entrevista de "la Contra" de la Vanguardia, son niños que han nacido en un entorno muy diferente al de su generación precedente. Ya sólo por las nuevas tecnologías de hoy en día y el acceso a la información que no teníamos antes, ellos nacen con una inteligencia emocional superior. Tienen una sensibilidad, una intuición y unas capacidades en general mayores que las que teníamos sus padres a la misma edad y pienso que no podemos educarles de la misma manera que nos educaron a nosotros. Lo comento porque Juanjo nos dio un consejo para cuando nuestros hijos nos planteen por qué tienen que estudiar. Y no vale el que “si no, no tendrás un futuro” o “no te ganarás la vida” o “no harás nada de bueno en esta vida si no estudias”. Por no hablar del “porque sí y punto” o “porque lo digo yo”. Pésimos y desfasados. Son argumentos que no motivan positivamente y son muchos los niños que hoy en día, a edad temprana, nos plantan cara exponiéndonos cómo se cuestionan determinadas cosas que nos dejan de piedra y debemos encontrar para ellos una argumentación que les motive, porque eso será lo que les mueva a hacer las cosas. Mejor hacerles ver que es importante que estudien para hacer crecer su talento y poder ponerlo a disposición de los demás, cosa que les va a llenar de orgullo y satisfacción.

10 Consejos
Aquí van los cinco primeros consejos:

1) En clase. Destacar la importancia de estar atento, participar y preguntar las dudas. Es importante asistir a clase, ser puntual, llevar el material a punto y los trabajos hechos.
2) Organización del tiempo (en casa). Es importante hacerse un plan de estudio (ayudémosles) en el que puedan organizarse y distribuirse el tiempo. Debe haber tiempo para todo: para el estudio, los trabajos, las actividades extraescolares, el ocio y los momentos de descanso. El plan de estudio debe de ser personal, realista, flexible, escrito y visible.
3) Organización del espacio (en casa). Contar en la habitación con un espacio suficientemente iluminado y tranquilo. Eso implica que NO música, NO televisión, NO ordenador, NO móvil y NO hermanos en la habitación a la hora de estudiar. Sobre el ordenador, es una decisión acertada que en casa sólo haya uno y que se ubique en una sala común, en un lugar que sea de paso (por ejemplo, el comedor). No para estar todo el rato controlando pero sí porque es un lugar en el que en cualquier momento puedes mirar.
4) Elementos del espacio de trabajo. Una mesa de trabajo grande, un espacio limpio que no esté repleto de cosas. Es buena idea disponer de una tabla de corcho, en la que pueden estar su HORARIO y su PLAN DE ESTUDIO. Allí también pueden poner sus fotografías personales o alguna cosa que sea importante para ellos, no olvidemos que es SU espacio. También alguna estantería en la que hayan unos diccionarios básicos de castellano, catalán e inglés, para que no se tengan que levantar al salón a buscar la superenciclopedia cuando necesiten consultar algo.
5) Situarse y prepararse. Ayudémosles en que tengan claro qué deben hacer y qué necesitan para hacerlo. Para ello necesitaremos ojear su agenda escolar. Tengamos claro nosotros que es una agenda del colegio, no un diario personal, así que no debemos tener reparos en pedirles que nos la enseñen, en mirarla y en preguntarles. Seguidamente, distribuirse el trabajo a realizar.

(Para ver los otros cinco consejos que faltan clica aquí).
Juanjo, gracias por tu tiempo y por tus aportaciones. Creo que hablo en nombre de todos los que asistimos cuando digo que nos fueron muy útiles, de verdad.

lunes, 12 de abril de 2010

Bodies, the Exhibition

Algunos vieron polémica, escándalo o inmoralidad. Desde mi humilde visión de madre que fue con su hijo de siete años, yo vi una oportunidad única de conocer el cuerpo humano por dentro, como jamás había visto antes y difícilmente podré ver en mucho tiempo (la exposición fue temporal e itinerante). Los huesos, los músculos, los nervios, los órganos, los tejidos ... Me sirvió también para compartir conversaciones con mi hijo sobre la donación de órganos o del propio cuerpo a la ciencia, la conservación del cuerpo una vez las personas mueren, la influencia del tabaco en los pulmones (se puede comparar un pulmón sano con uno de persona fumadora). Me sorprendí con curiosidades como lo grande que es nuestro hígado (pesa alrededor de 1,6 Kg). O cómo es la médula ósea. Muy interesante y recomendable, para la próxima vez que vuelva a estar la exposición en Barcelona.

Actualización 17/11/2014. Parece que la exposición vuelve a estar en Barcelona! Del 7 de Noviembre de 2014 al 12 de Abril de 2015 en el Centro Comercial Las Arenas de la Plaza España, esta vez bajo el nombre Human Bodies: the Exhibition.

Más información: http://www.humanbodies.eu/