domingo, 13 de febrero de 2011

Fin de semana en Madrid

Nunca había estado en Madrid. Y hace unos pocos años llegué a la capital del reino con ilusión de visitar un lugar nuevo pero también, debo admitirlo, con cierto recelo. ¿Qué hay de verdad, a pie de calle, en todas esas tensiones Cataluña-Madrid que nos transmiten desde los medios de comunicación? A juzgar por mi experiencia de fin de semana largo, nada. Allá donde íbamos nos atendían gustosamente y sin problemas. Y eso que todos notan que somos catalanes. Por el acento. Tú te plantas allí orgulloso de tu bilingüismo y de tu impecable castellano pero algo hay en nuestro acento que nos delata. Entré en una tienda de chucherías de la estación de metro de Plaza Castilla. "¿Dónde estarán las pinzas y las bolsas ...?" susurré en voz baja. Pero el dependiente me oyó. No sólo eso, también me caló. "Allí al fondo ... a la dreta" me contesta. Su sonrisa de complicidad, la de alguien satisfecho de haber descubierto la procedencia de su cliente. La de alguien que se alegra de dar un buen servicio a quines entran en su tienda, vengan de donde vengan.

Una visita al Reina Sofía, otra visita al Thyssen-Bornemisza, un paseo por el Parque del Retiro, los restaurantes y los barrios que no podíamos perdernos ... Pero lo que más me impresionó, como siempre, lo que menos me esperaba. Fuimos a ver "Hoy no me puedo levantar", el musical de Mecano, en el pequeño teatro Movistar de la Gran Vía madrileña. Me pareció espectacular la puesta en escena de unos artistas polifacéticos, que cantaban, bailaban y actuaban de forma sobresaliente. Una orquesta de músicos brillante y el apoyo imprescindible de quienes trabajan en la sombra, sin que por ello su trabajo pase desapercibido: vestuario, iluminación, sonido ... Las letras de las canciones de Mecano, ya de por sí incapaces de dejar a nadie indiferente, enlazadas entre ellas al hilo de una historia emotiva, que tanto nos arrancaba sonrisas como alguna lagrimilla. La música nos iba animando a todos. Algunos se lanzaban a acompañar tímidamente a quienes cantaban. Poco a poco el ambiente nos impregnaba de ganas de cantar y de bailar. Hasta que los actores, con sus gestos, nos animaron a hacerlo. El éxtasis llegó con la canción "Un año más". Madrid en pie gritando "En la Puerta del Sol, como el año que fue, otra vez el champán y las uvas y el alquitrán, de alfombra están ...". Ese momento resultó especialmente emotivo para mí. Allí, rodeada de gente que habla diferente a mí, que vive en un lugar diferente al mío, que camina por unas calles diferentes a las que yo piso cada día ... Allí, en ese momento, dejé de sentirme diferente. Me sentí rodeada de gente de mi edad, gente como yo. Personas, sin más. Personas que disfrutaron en su día de las canciones de Mecano tanto como yo. Y todos nosotros, juntos, haciendo temblar el suelo del teatro Movistar y gritando algo tan verdadero y tan simple ... "entre gritos y pitos los españolitos, enormes, bajitos, hacemos por una vez algo a la vez". Fue estremecedor. Me alegro de haber visto el espectáculo, me alegro de haberlo vivido en Madrid y me alegro de que esa vivencia forme parte de los buenos recuerdos que van llenando mi mochila viajera.

2 comentarios:

  1. Conocerse lima asperezas, encontrarse haciendo cosas en común con el distinto hace que el ripio se torne en cemento, la diferencia no distancia, complementa y une... nos pasa acá con otros latinos, y allá entre españoles... Madre patria, muestrale a tus hijos a convivir en paz... unidos como hermanos, que discuten, que se distancian, pero nunca dejan de ser hermanos.

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  2. Bien cierto es, sí. Lo de ripio lo he tenido que buscar en el diccionario ... desde luego, los de por ahí abajo tenéis una riqueza de vocabulario que no tenemos aquí, qué envidia. Y qué gracia me hace también.

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