Es un parque precioso. En él se respira mucha paz. El recorrido es relajante pero muy emotivo. A cada paso te vas encontrando esculturas y algunas de sus explicaciones son muy conmovedoras.
Una de
las esculturas más impactantes del paseo por el Parque, antes de llegar al Museo, es el homenaje a Sadako Sasaki, una niña que tenía dos años
cuando cayó la bomba, y que a los doce enfermó de leucemia. Estuvo ingresada en el hospital varios
meses y alguien le contó allí la leyenda japonesa de las 1000 grullas
de origami. El origami es nuestra papiroflexia, un arte de origen japonés que consiste
en el plegado de papel sin usar tijeras ni pegamento para obtener figuras de
formas variadas. Y la leyenda dice que si construyes 1000 grullas, los dioses
te concederán tu petición o deseo
más preciado. Sadako murió a los 12 años, habiendo hecho 644
grullas.
Sus
compañeros de clase, conmocionados, acabaron las 1000 grullas e iniciaron
una campaña de recogida de fondos en la que participaron muchísimas escuelas de
todo Japón y algunos países extranjeros (9 en total). Querían
construir un monumento en memoria de Sadako. La niña en lo alto del monumento sostiene una gran grulla de papel en la cabeza como símbolo de que la paz
debería estar siempre presente en nuestras mentes.
La bomba cayó sobre Hiroshima el 6 de Agosto de 1945 y cada 6 de agosto llegan hasta aquí miles de grullas de origami hechas por niños de todo el mundo, acompañadas de deseos para la paz. Dicen que no morimos del todo mientras haya alguien que nos tenga en su recuerdo. De alguna manera, pues, los compañeros de Sadako contribuyeron a cumplir su deseo. Porque con sus actos consiguieron que su historia hoy siga viva y por tanto que su recuerdo perdure para siempre.
Debajo
del monumento hay una campana. La gente hace cola para hacerla sonar. Mi suposición
es que tiene algún paralelismo con el repicar de la campana en el budismo, con la que
llamas a tu dios para decirle que estás aquí y que has venido a hacerle una plegaria.
El importante simbolismo de la grulla
La grulla en la cultura japonesa es símbolo de muchas cosas: la fortaleza, la paz, la inteligencia, la sabiduría, la alegría, la belleza, la elegancia, la protección de la familia, la buena fortuna, la fidelidad, la lealtad y el honor.
La grulla luce un hermoso plumaje, hace elegantes movimientos, tiene agilidad para luchar en situaciones de peligro y se defensa con mucha fuerza cuando otras aves atacan su nido, por lo que se la considera como un animal protector de la familia y portador de buena fortuna. Otra característica de la grulla japonesa es que elige una pareja y se mantiene con ella toda la vida. Así que también es habitual verla en telas de kimonos matrimoniales y arreglos para ceremonias, como símbolo de fidelidad y lealtad. Y por todo esto acostumbran a regalarse en nacimientos, bodas, cuando alguien está enfermo o simplemente cuando quieres a alguien que es importante para ti. Se regala para desear salud, bienestar, prosperidad y felicidad.
También fue inspiración para los samurai, que la utilizaban para ornamentar sus armas y escudos heráldicos, con lo que también se convirtió en símbolo del honor. Además, según algunas leyendas es el pájaro más antiguo de la tierra (hay fósiles con más de 60 millones de años) -tal vez por eso se la asocia también a la sabiduría- y es un ave muy longeva (vive un promedio de 40 años, mucho para un ave). Existe un precioso (aunque triste) cuento japonés, "la grulla agradecida", también lleno de simbolismo sobre la gratitud.
La grulla, pues, es símbolo de todos estos atributos resaltados y está muy presente en las todas las artes japonesas (marciales, literarias, pintura, poesía), que utilizan todos estos simbolismos para inspirarse. También se la conoce como "el ave de la felicidad”, tal vez porque los griegos y los romanos interpretaban su danza como un canto a la alegría y a la celebración de la vida. Y como “el ave de la paz". Seguramente después de la segunda guerra mundial cogió fuerza la figura de la grulla de papel como símbolo de la paz y la esperanza, se dice que Sadako construyó las grullas no sólo con la esperanza de curarse sino también de que no hubiera más guerras y reinase la paz en el mundo.
Todo Japón es puro simbolismo por todas partes. Y aquí, en Hiroshima, esto se nota especialmente. Todo está hecho con tanta delicadeza y es tan bonito y emotivo que es imposible irse de aquí sin que todo esto te deje huella.
La grulla en la cultura japonesa es símbolo de muchas cosas: la fortaleza, la paz, la inteligencia, la sabiduría, la alegría, la belleza, la elegancia, la protección de la familia, la buena fortuna, la fidelidad, la lealtad y el honor.
La grulla luce un hermoso plumaje, hace elegantes movimientos, tiene agilidad para luchar en situaciones de peligro y se defensa con mucha fuerza cuando otras aves atacan su nido, por lo que se la considera como un animal protector de la familia y portador de buena fortuna. Otra característica de la grulla japonesa es que elige una pareja y se mantiene con ella toda la vida. Así que también es habitual verla en telas de kimonos matrimoniales y arreglos para ceremonias, como símbolo de fidelidad y lealtad. Y por todo esto acostumbran a regalarse en nacimientos, bodas, cuando alguien está enfermo o simplemente cuando quieres a alguien que es importante para ti. Se regala para desear salud, bienestar, prosperidad y felicidad.
También fue inspiración para los samurai, que la utilizaban para ornamentar sus armas y escudos heráldicos, con lo que también se convirtió en símbolo del honor. Además, según algunas leyendas es el pájaro más antiguo de la tierra (hay fósiles con más de 60 millones de años) -tal vez por eso se la asocia también a la sabiduría- y es un ave muy longeva (vive un promedio de 40 años, mucho para un ave). Existe un precioso (aunque triste) cuento japonés, "la grulla agradecida", también lleno de simbolismo sobre la gratitud.
La grulla, pues, es símbolo de todos estos atributos resaltados y está muy presente en las todas las artes japonesas (marciales, literarias, pintura, poesía), que utilizan todos estos simbolismos para inspirarse. También se la conoce como "el ave de la felicidad”, tal vez porque los griegos y los romanos interpretaban su danza como un canto a la alegría y a la celebración de la vida. Y como “el ave de la paz". Seguramente después de la segunda guerra mundial cogió fuerza la figura de la grulla de papel como símbolo de la paz y la esperanza, se dice que Sadako construyó las grullas no sólo con la esperanza de curarse sino también de que no hubiera más guerras y reinase la paz en el mundo.
Todo Japón es puro simbolismo por todas partes. Y aquí, en Hiroshima, esto se nota especialmente. Todo está hecho con tanta delicadeza y es tan bonito y emotivo que es imposible irse de aquí sin que todo esto te deje huella.
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