lunes, 21 de septiembre de 2015

Escenas de la vida conyugal

Enamorada confesa del momentazo que nos regaló Érica Rivas en Relatos Salvajes, esa escena en la azotea del hotel donde celebraba el banquete de su boda, en la que le canta las cuarenta entre sollozos a su recién estrenado marido: "Vos te vas ya mismo de acá, no decís ni mu! no sabés con quién te metiiiiiste". Escena que alguna que otra vez disfruto interpretando en la intimidad, cuando estoy con los míos y me he tomado alguna copa de vino, claro. Ese monumental enfado que te deja petrificado pero que en boca de una argentina, con ese hablar tan dulce y melódico, se queda tan descafeinado y resulta tan encantador a ojos de un españolito, que somos más animales, gritones y rudos cuando nos cabreamos. Y muy fan de Ricardo Darín en El Secreto de Sus Ojos, me fascinó tanto la película como la interpretación del actor. Así de exaltada me presenté en el Teatro Tívoli de Barcelona, a ver la recién estrenada obra de teatro que protagonizan ambos actores, Escenas de la vida conyugal.

Me inquietaba que, al estar las expectativas tan altas, la obra me pudiera defraudar. Resultó que no. Resultó que disfruté con la interpretación de ambos, aún me he vuelto más fan de ellos si cabe. Érica es una auténtica reina en el escenario. Viví momentos de alta intensidad interpretativa, de alto voltaje, de ésos que te dejan tieso, ahí conteniendo como puedes la emoción. Es una delicia oírles hablar, supongo que las diferencias en el lenguaje y en el tono ya me fascinan de entrada. Y, aunque me sentí poco identificada con las escenas que se sucedían (por suerte! porque entre las discusiones, la rutina, el desencanto ... menudo drama es la realidad de un matrimonio bajo la óptica de Ingmar Bergman), pude igualmente reír, emocionarme, vibrar, sentir, reflexionar ... Eso es lo que le gusta al espectador que le provoque un actor, no? La brillante interpretación quedó demostrada al final del espectáculo, cuando el teatro entero se puso en pié para aplaudir durante bastante rato a los dos actores. Hay que tener en cuenta que es de esas obras de teatro en las que el decorado, el vestuario, la música, ... todo es muy sencillo. Así que, en mi opinión, todo ello se queda a un lado y es la puesta en escena de los dos actores, ellos en su pura esencia, lo que en realidad brilla ahí encima del escenario. Muy recomendable, de verdad.

La duración de la obra es de una hora y cuarenta y cinco minutos. No hay intermedio. Las entradas no son baratas. Me costaron 49 euros cada una, en Atrápalo. En platea (arriba eran algo más baratas, pero claro, para una vez que los voy a ver actuar en directo, no quería perderme los gestos de sus caras -es teatro!-). Así que en la fila 14 de platea, lo vi bien. Personalmente me hubiera gustado estar un pelín más cerca, para apreciar mejor esos gestos. Pero fila 14 estuvo bien, no me quejo.

Si también sois fans de estos actores atención: sólo están del 1 al 18 de octubre! Y no creo que vayan a prorrogar, pues a finales de octubre empieza el musical Mamma Mía en el mismo teatro. Así que rápido a comprar las entradas!

Los mejores espectáculos de Atrápalo.

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