Noche de teatro. Sí. Tenía ganas de ir, me encanta el teatro. Más que el cine. Fui a ver Desaparecer, una obra programada dentro del Festival GREC de Barcelona, con Juan Echanove y Maika Makovski. Hacía tiempo que no veía a Juan Echanove en escena y me impresionó lo envejecido que estaba, con todo el pelo blanco. Qué rápido pasa el tiempo ...
Durante los primeros veinte minutos llegué a pensar que si me hubiera tocado un asiento de la punta, me iba. No voy al cine ni al teatro a que me hagan reflexionar mucho sobre la capacidad que tiene nuestra mente de llevarnos hasta el mismísimo borde del abismo, donde ya no controlamos nuestras acciones. Ni de pensar en la locura, la perversidad o la muerte. Ya me he quedado bastante servida últimamente. Apenas hace quince días que enterramos a un buen amigo que se fue de un día para otro, con cuarenta y cuatro años. Así que entre mi estado sensible, la temática, la ausencia de argumento y de diálogo, la sobriedad del escenario (paredes blancas, tan solo un piano) ... todo me llevó a pensar "qué paranoia, si pudiera me iba".
Pero poco a poco los dos actores van robando el protagonismo a todos estos aspectos hasta mostrarse en plenitud como lo que son: los auténticos pilares de la obra. La interpretación de Echanove relatando cuentos cortos de terror de Edgar Allan Poe, como El cuervo o El gato negro -probablemente los más conocidos del escritor norte-americano-, nos dejó a todos sin aliento. Juan Echanove proyectándonos a un alcohólico que ha enfermado hasta enloquecer y convertirse en un asesino. Mientras narra la historia, con sus delirios y sus llantos, nos hace olvidar que está interpretando a un personaje. Parece que sea él tal individuo. Ante el ritmo trepidante de la narración, permanecí petrificada en mi asiento, con los ojos abiertos como platos, hasta que llegó el momento culminante en el que se descubre el final de la historia. Yo era una mezcla de mujer aterrorizada, inquietada y asombrada ante el espectáculo que se podía visualizar en nuestras mentes con todo detalle aunque no hubiera nada en el escenario.
No puedo dejar de mencionar a Maika Makovski, una cantante mallorquina que ha compuesto todas las piezas que toca al piano y canta especialmente para la ocasión. Una voz preciosa que parece toda una veterana del teatro, aunque creo que en realidad esta obra dirigida por Calixto Bieito es su primera experiencia sobre un escenario.
Makovski nos dejó a todos boquiabiertos y Echanove parece que ponga su guinda a todo un carrerón como actor de teatro. Me saltaron las lágrimas al finalizar, ¿puede haber algo más gratificante y emotivo para un ser humano que tener a todo un auditorio en pie, aplaudiendo durante diez minutos seguidos, a los gritos de "bravo, bravo"? Valió la pena. Por las dos estrellas que brillaron sobre el escenario del Teatro Romea. Ambos dignos de la mayor admiración por parte de todos los que estábamos allí. Una buena combinación de terror y asombro, desasosiego y admiración.
domingo, 3 de julio de 2011
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creo que es una crítica preciosa escrita con sensibilidad y franqueza. si fuera uno de los actores me haría sentir muy bien y siendo un espectador potencial me acaba de decidir a no perderme el espectáculo. gracias!
ResponderEliminarGracias por tus palabras, me han emocionado. Eso es lo que pretendo. Ser una ayuda para todos los que están aterrizando en esta página porque buscan opiniones o críticas de la obra (en lo que va de mes ya son 65).
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