martes, 26 de julio de 2011

El mejor hotel de PortAventura

Si vas a PortAventura y estás buscando un hotel para pasar una noche, escoge la Mansión de Lucy. No lo dudes. Es el mejor hotel de PortAventura si estás buscando algo realmente especial. Un hotel pequeño, con menos habitaciones que el resto, decorado con muy buen gusto, con una atención muy personalizada, ubicado en la zona del Far West, dentro del mismo recinto que el Hotel Gold River y con acceso directo al parque.

Ventajas de pasar la noche en un hotel de PortAventura:


  • Puedes subir a todas partes y ver todos los espectáculos sin prisas y tantas veces como quieras.
  • Si vienes de lejos, no sufres por coger el coche cansado a la vuelta.
  • Puedes quedarte hasta que cierren. Es bonito ver los últimos espectáculos, que los hacen seguidos y en la misma zona, a las 23:15 y a las 23:30 (aprox.).
  • No pagas parking.
  • Cuando ya no puedes más, tienes el hotel allí mismo (no hay que coger el coche).


  • Ventajas extras por pasar esa noche en el Hotel Mansión de Lucy:



  • Desayuno entre las ocho y las diez y media de la mañana (en el resto de hoteles hay que escoger un turno de media hora).
  • Pulsera Express gratuita, que te permite acceder ilimitadamente a todas las atracciones señaladas sin hacer cola (en el resto de hoteles te aplican un descuento a una pulsera que es carísima: 44 euros por persona y día !!).
  • Piscina privada para los clientes del hotel (además de poder acceder a las tres piscinas del Hotel Gold River, pues queda todo dentro del mismo recinto).
  • Pequeño aperitivo a las 7 de la tarde, antes de la cena.
  • Minibar de cortesía.
  • Entradas gratuitas al Parque Acuático (esto no estoy segura de si era una promoción puntual pero en cualquier caso te hacen un descuento).

  • Un par de consejos extra:
    1) Escoge el régimen de alojamiento y desayuno. Es más cómodo, porque el ritmo del día se va marcando con mucha improvisación.
    2) Si al final escoges la Mansión de Lucy, date un paseo por el hall del Hotel Gold River (está a unos metros de la Mansión de Lucy). Podrás ver que también es muy bonito pero valorarás la diferencia de la que te hablo aquí. Es todo más "a lo grande" (yo particularmente me asomé por la mañana, después de mi check-out, y vi no uno sino dos largos mostradores de recepción ante los cuales había una importante cola de gente esperando para hacer el check-out).

    ¿Cuántas veces vas a PortAventura? ¿Una cada dos o tres años? Pues por dos días, por todo lo alto. Créeme. La diferencia se nota. Y se convierte en un lujo a tu alcance que sabrás valorar.

    El enlace con más información sobre el Hotel: http://www.portaventura.es/hoteles/hotel-gold-river/la-mansi%C3%B3n-de-lucy

    Y un par de fotos más que le saqué al hotel:















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    - Consejos para ir a PortAventura
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    - Cómo reservar en la Mansión de Lucy
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    lunes, 11 de julio de 2011

    Fin de semana en Deltebre

    Aprovechando que Google me mima (sobre todo cuando recomiendo), aquí va una encarecida recomendación de mi parte para pasar un fin de semana con niños visitando el Delta del Ebro.

    El Delta del Ebro es un paque natural con una superficie de 320 Km2 de los cuales el 75% es área de cultivo. Tiene una zona de nidificación de aves y es zona de reposo y alimentación de aves migratorias. El paisaje es completamente plano, con extensos arrozales y un aspecto que cambia según las estaciones (verde y amarillo en verano, terroso en invierno e inundado en primavera).

    Alojamiento
    Delta Hotel. Su frase: un hotel único en un lugar insólito. Y podría decirse que es bien cierto. Un hotel de tres estrellas muy enfocado a familias, con habitaciones cuádruples (por fin alguien piensa en parejas con niños!!), ubicado estratégicamente cerca de la desembocadura del río, limpio, con unas instalaciones muy bien cuidadas y un personal muy amable. Su página web: http://www.deltahotel.es/

    Actividades en familia
    Baño en la piscina del hotel.
    Vale la pena disfrutarla. En nuestro caso, llegamos el sábado casi a la hora de comer. Como a la habitación no se puede acceder hasta las 14:00 horas, aprovechamos para darnos un baño en la acodegora piscina del hotel, que dispone de duchas, zona ajardinada, parasoles y tumbonas. Un lujo, pues a esa hora estuvimos solos.

    Baño en la playa.
    Cerca del hotel están la Playa de la Marquesa y la Playa de la Punta del Fangar (una al lado de la otra). Las playas son de arena fina, no están nada masificadas, el agua está a una temperatura ideal y es poco profunda. Cuando estuvimos nosotros nos dimos un baño de aquellos que no se olvidan, daba gusto estarse en el agua. Desde la Punta del Fangar se puede dar un paseo a pie hasta el faro, por la misma playa de arena fina y plana.

    Paseo en barco (golondrina) por la desembocadura del Ebro.
    Las embarcaciones están en el Pas de Barques s/n, en la Illa de Buda (Isla de Buda). El paseo dura 45 minutos y las explicaciones de quien lo lleva son estupendas. Aprendes cosas curiosas sobre el Delta del Ebro de la mano de una persona que se nota que ama su trabajo.

    Paseo en bicicleta visitando el Parque Natural del Delta del Ebro.
    En la zona de las embarcaciones también hay puestos en los que se alquilan bicicletas y se puede hacer un circuito muy tranquilo (sin apenas coches) y señalizado para visitar el Parque Natural del Delta del Ebro, parando en los miradores para observar a las aves: flamencos, patos, fumarel cariblanco, garceta grande, garceta común (en català, martinet blanc), garza real (en català, bernat pescaire)...
    Hace calor, pero la brisa lo hace muy llevadero. El paseo puede durar aproximadamente una hora y media y los niños no se cansan porque es completamente plano.

    Restaurantes
    Restaurante del Delta Hotel
    Comida en el restaurante del mismo hotel (despues de dos horas de coche, los niños no tienen ganas de más coche). Hay un menú de 20€ exquisito: incluye ensalada, calamares a la romana, mejillones al vapor, fideuá, postre típico de la casa, pan y café. Acompañado de un "Perfume de vino blanco" de las cavas Raventós, la verdad es que la comida fue fabulosa. Para los niños hay un menú infantil (macarrones, un segundo plato y helado).

    Nicanor
    Por la noche, cena ligera en Deltebre. En el centro del pueblo, cerca de la Iglesia, hay varios restaurantes y bares. Nosotros nos tomamos unos bocadillos en el Nicanor (tiene mesas dentro y fuera, en una pequeña plaza peatonal) y después unos helados en la Jijonenca, que está justo enfrente.

    Sons de mar
    Del mismo grupo que el restaurante del Delta Hotel, también comimos muy bien. El mismo menú (en este caso con paella en lugar de fideuá) y los niños menú infantil. Está situado en la zona de las embarcaciones y las vistas al río son muy bonitas.

    Ferment
    Está justo al lado del bar-hostal-restaurante Paca, en la urbanización Riumar (cerca del puerto y la zona de embarcaciones). De hecho, lo lleva el hijo de la señora que lleva el restaurante Paca. No fuimos pero estuvimos a punto. Nos lo recomendaron como el mejor restaurante de la zona para degustar un buen arroz. Cocina de autor, con unas exquisiteces en la carta que daban ganas de entrar. No es barato (un arroz 20€) pero lo que nos echó atrás fue el tema niños, que siempre prefieren los platos sencillos. Tal vez en otra ocasión, cuando vayamos en pareja sin los peques.

    Un fin de semana de tan solo dos días pero haces una desconexión tan bestia que te parecen unas vacaciones. Una escapada con niños muy recomendable (por cierto, el Delta Hotel es uno de los hoteles que aparecen en el catálogo de "La vida es bella", por si os ha caído una "experiencia" como regalo).

    Hoteles en Atrapalo

    domingo, 3 de julio de 2011

    Desaparecer

    Noche de teatro. Sí. Tenía ganas de ir, me encanta el teatro. Más que el cine. Fui a ver Desaparecer, una obra programada dentro del Festival GREC de Barcelona, con Juan Echanove y Maika Makovski. Hacía tiempo que no veía a Juan Echanove en escena y me impresionó lo envejecido que estaba, con todo el pelo blanco. Qué rápido pasa el tiempo ...

    Durante los primeros veinte minutos llegué a pensar que si me hubiera tocado un asiento de la punta, me iba. No voy al cine ni al teatro a que me hagan reflexionar mucho sobre la capacidad que tiene nuestra mente de llevarnos hasta el mismísimo borde del abismo, donde ya no controlamos nuestras acciones. Ni de pensar en la locura, la perversidad o la muerte. Ya me he quedado bastante servida últimamente. Apenas hace quince días que enterramos a un buen amigo que se fue de un día para otro, con cuarenta y cuatro años. Así que entre mi estado sensible, la temática, la ausencia de argumento y de diálogo, la sobriedad del escenario (paredes blancas, tan solo un piano) ... todo me llevó a pensar "qué paranoia, si pudiera me iba".

    Pero poco a poco los dos actores van robando el protagonismo a todos estos aspectos hasta mostrarse en plenitud como lo que son: los auténticos pilares de la obra. La interpretación de Echanove relatando cuentos cortos de terror de Edgar Allan Poe, como El cuervo o El gato negro -probablemente los más conocidos del escritor norte-americano-, nos dejó a todos sin aliento. Juan Echanove proyectándonos a un alcohólico que ha enfermado hasta enloquecer y convertirse en un asesino. Mientras narra la historia, con sus delirios y sus llantos, nos hace olvidar que está interpretando a un personaje. Parece que sea él tal individuo. Ante el ritmo trepidante de la narración, permanecí petrificada en mi asiento, con los ojos abiertos como platos, hasta que llegó el momento culminante en el que se descubre el final de la historia. Yo era una mezcla de mujer aterrorizada, inquietada y asombrada ante el espectáculo que se podía visualizar en nuestras mentes con todo detalle aunque no hubiera nada en el escenario.

    No puedo dejar de mencionar a Maika Makovski, una cantante mallorquina que ha compuesto todas las piezas que toca al piano y canta especialmente para la ocasión. Una voz preciosa que parece toda una veterana del teatro, aunque creo que en realidad esta obra dirigida por Calixto Bieito es su primera experiencia sobre un escenario.

    Makovski nos dejó a todos boquiabiertos y Echanove parece que ponga su guinda a todo un carrerón como actor de teatro. Me saltaron las lágrimas al finalizar, ¿puede haber algo más gratificante y emotivo para un ser humano que tener a todo un auditorio en pie, aplaudiendo durante diez minutos seguidos, a los gritos de "bravo, bravo"? Valió la pena. Por las dos estrellas que brillaron sobre el escenario del Teatro Romea. Ambos dignos de la mayor admiración por parte de todos los que estábamos allí. Una buena combinación de terror y asombro, desasosiego y admiración.