Hay que verlo: la puesta en escena es magnífica, los decorados y vestuarios muy trabajados, cantan todos muy bien y la historia es muy bonita. Pero en este post, que va a ser mi opinión o crítica particular, sólo quiero dedicar estas dos líneas al mensaje "excelente, hay que verlo". Y es que el resto de palabras serán para advertir, a quienes aterricen aquí en busca de opiniones de los que ya la hemos visto, de una serie de temas "logísticos" a tener muy en cuenta a la hora de comprar las entradas y de ir a ver la obra:
1. Pasé calor. Mucho calor. Así que tenedlo en cuenta a la hora de pensar "cómo voy a ir vestido/a". Pensad que la obra tiene una duración de dos horas y media, a lo que hay que añadir un entreacto de veinte minutos.
2. Una botella de agua pequeña cuesta dos euros y medio. Y el bar se colapsa de gente en el entreacto, así que es aconsejable llevarse provisiones de casa.
3. No os aconsejo comprar una entrada del anfiteatro 2 o anfiteatro B (no sé cómo lo nombrarán a la hora de comprar las entradas). En definitiva, no os compréis la entrada en la parte de arriba. No sé cuál es la diferencia de precio (tuve el privilegio de asistir invitada al preestreno) pero desde arriba no se aprecia la expresión de los rostros de los actores y a veces no sabes a quién mirar porque no sabes ver quién es el que está cantando. No sientes la misma conexión o emoción viendo bien a los actores que no viéndoles la cara.
4. El recinto es el antiguo Palacio de los Deportes de Barcelona, ahora reconvertido en BTM (Barcelona Teatre Musical). Y la "reconversión" es muy básica. En la parte de arriba estás sentado en unas gradas, con las filas muy juntas. Agobia pensar "qué ocurriría si pasara algo aquí" y además, al principio, cuando se apagan las luces, a mí personalmente me causó un poco de vértigo hasta que no me acostumbré. Porque repito: no es un teatro, es una grada.
Me da lástima que una ciudad como Barcelona no disponga de unas instalaciones más confortables y adecuadas para acoger un musical de esta envergadura. Y eso, particularmente para mí, fue un fastidio porque no me permitió disfrutar del musical como lo debieron hacer los que estaban abajo. La puntilla fue que me tocó detrás al típico que a ese día se le irritó la garganta, así que, con las filas tan apretadas, tuve la constante tosecita en la nuca durante las tres horas. Fue irritante pero de eso ya soy consciente de que nos puede pasar a todos y ese día le tocó justo al que tenía yo detrás, sólo fue mala suerte.
Así que el mensaje es claro y avisados estáis: la obra, excelente, no os la perdáis. Las instalaciones, suspenso. Y afectan a la hora de disfrutarla. Así que os aconsejo que la veáis desde abajo y lo más cerca posible.
P.D.- Algunas personas están entrado en esta página buscando información sobre si es recomendable ir a ver los Miserables con niños. Los míos (11 y 9 años) se quedaron en casa. La obra la encuentro demasiado larga para ellos e incluso los adultos teníamos que estar muy pendientes de la trama para no perder el hilo de la historia. El horario tampoco favorece que vengan (mis sobrinas, de 11 y 8 años, sí asistieron pero no entendieron demasiado y se quedaron dormidas). Supongo que con esto lo digo todo. Creo que los niños ya tendrán tiempo de valorar y apreciar los musicales de este tipo cuando sean un poco más mayores.