sábado, 5 de agosto de 2023

Didier Lourenço, mi pintor contemporáneo preferido


El pasado mes de julio falleció el pintor del Maresme Didier Lourenço, de forma repentina, a los 55 años. Lourenço ha sido el autor de una extensa obra en la que, con frecuencia, la bicicleta era la protagonista. “Es el mejor vehículo para desplazarse", expresaba el pintor. "Y aporta a mis cuadros una dimensión distinta del movimiento. Las bicis ejemplifican a la perfección lo que es un viaje agradable”.

Las bicicletas, vehículos hacia la felicidad

“Al ir andando miras el mundo, pero sobre una bici todo me parece más bonito. Disfruto más el movimiento, el paisaje, la luz. Tiene el encanto del silencio. Y la velocidad de la bici es la mejor para mirar las cosas”.


Por eso en muchos de sus cuadros aparecen ciclistas. Ciclistas que se cruzan y se miran, que pedalean por las nubes y que hasta comparten montura.


Ciclistas que, muchas veces, son una: una mujer morena, curiosa y de fuertes y desnudas piernas.


La mujer, omnipresente en su obra

Se trata de una mujer universal. Para Lourenço, representa a cualquier mujer del mundo, cada una con su personalidad y sus cosas en la cabeza. “Las mujeres son maravillosas, más misteriosas e interesantes que los hombres. Y, es evidente, estéticamente me parecen más atractivas”.



Colores vivos y mensajes de plenitud y libertad

“Los colores que utilizo son cada vez más explosivos y potentes, y últimamente he optado por contar con la omnipresencia de la figura femenina” decía en 2021.

 

Lourenço no cuenta historias, encomienda estados de espíritu. Sus protagonistas son ubicuas, da la impresión que están presentes en todas partes al mismo tiempo, en muchos lugares y situaciones. A veces están acomodadas en un sofá, otras van en bicicleta. Pero todas revelan plenitud. La plenitud cotidiana de quien habita el presente, el aquí y el ahora.

En sus multitudes urbanas la gente va de aquí a allá sin mirarse; algunos a pie, otros en bicicleta, 


hay quien pasea el perro … 


Son figuras geometrizadas, poco personalizadas, cada uno va a la suya. Y sin embargo se trata de una obra amable. Poder pasear por la ciudad a la tuya, sin someterte al escrutinio de los demás -como ocurre en algunos pueblos-, es un acto de libertad. De hecho, las democracias modernas basan la libertad en el derecho a la intimidad.

 
“Las mujeres dicen mucho con una sola mirada” 

Hay un detalle que no es gratuito en sus obras: en alguna de estas multitudes, pasa la “chica de Lourenço” en bicicleta y nos devuelve la mirada. Se trata de un recurso que ya empleaban los renacentistas italianos para establecer conexión con el espectador. Frente a él, no es necesario que nos preguntemos quién es esta chica que nos devuelve la mirada, libre de preocupaciones; sabemos que somos nosotros mismos por dentro.


Today is Blue. En óleo sobre tela. Una de mis obras preferidas del pintor. DEP.


Ver todas las obras de Didier Lourenço en su página web o en galerías: la Galería BarnadasEspai CavallersAnquins o Galería Bat

viernes, 18 de marzo de 2022

Exposición Inmersiva Van Gogh - Los girasoles de Van Gogh

Una de las cosas que más me gustan de las exposiciones inmersivas es que te permiten sentir al artista a tu lado, como si te estuviera explicando su vida, sus sentimientos, las cosas que le pasan. Y eso te permite entender, de una forma muy natural, sin esfuerzo, el sentido de todo lo que ves pintado o expuesto a tu alrededor. De todas y cada una de las obras del artista. 

Las nuevas tecnologías nos han regalado esta nueva manera de experimentar el arte, involucrándonos y permitiéndonos aprender y entender mucho más que si estuviéramos contemplando las obras en silencio en un museo. Visitar los museos en silencio también me encanta, pero ojalá que fuera siempre después de haber pasado por una experiencia inmersiva, porque así ya has interiorizado mucho de forma previa lo que sea que vayas a contemplar.

Estos días hemos podido disfrutar en Barcelona de una exposición inmersiva, cautivadora y dinámica, que nos ha permitido ver y sentir el mundo a través de los ojos de Vincent van Gogh, donde todo lo que vemos a nuestro alrededor está proyectado a escala aumentada y de forma tecnológica.

Nada más entrar en la exposición inmersiva "El Mundo de Van Gogh" ya quedas inmediatamente transportado a otro tiempo y a otro lugar, concretamente a mediados del siglo XIX, sumergiéndote en el mundo del artista. Su vida, muy bien explicada en los paneles, junto a sus obras, te sitúa, te da contexto y te ambienta en sus diferentes etapas. Un viaje hacia Arles, Saint Rémy y Auvers-sur-Oise -donde creó la mayoría de sus obras maestras- a través del cual uno llega a comprender la evolución de los colores, las técnicas y los elementos o los paisajes que pinta.

La tristeza es el sentimiento que más te invade de golpe en ese comienzo del viaje, al aprender que fue una persona muy marcada desde su nacimiento, pues nació justo un año después que su hermano mayor -que murió al nacer-, dándole sus padres el mismo nombre que a él. Una persona rechazada laboralmente, socialmente y en el amor; que no consigue conectar con la gente, que se siente incomprendido, perdido y desorientado; y que siente mucha soledad, provocándole todo ello muchos problemas de salud mental. Cuánto sufrimiento detrás de unas pinturas tan bonitas y tan valoradas por el mundo.

Después de los paneles puedes experimentar un viaje sensorial al universo de Van Gogh a través de las luces, los colores y la música, una hechizante banda sonora, del compositor español Adrián Berenguer, que intensifica las emociones que vas sintiendo a cada momento. 

Puedes disfrutar sintiéndote dentro de la eterna noche estrellada ...


observar frente a frente cada uno de sus muchos autorretratos ...


o tomarte un café literalmente metido en su cuadro "Terraza del café de la Place du Forum en Arlés por la noche".


El recorrido finaliza en una sala de proyección 360º donde te puedes sentar relajadamente y dejarte llevar por el mismo Van Gogh contemplando a gran escala la evolución de su trayectoria personal y artística. Todo ello gracias a las cartas que le escribía a su hermano, cartas que se conservan y a cuyos fragmentos ahora le ponen voz.

Acabas reteniendo muy bien las anécdotas que más te impactan, en mi caso que Van Gogh sólo vendió una única obra en vida ("El viñedo rojo") -por ejemplo-, o que alguien pagó más de 70 millones de dólares en una subasta por el único retrato del autor sin barba, no sabiéndose aún hoy quién lo compró. El enigma alrededor de su muerte, o los 80 cuadros que pintó al final de su vida (2 cuadros por día en dos meses). Y sales contento de entender por qué pinta lo que pinta, qué cosas le han influenciado para pintar lo que pinta, para pintar como lo hace, con el trazo y con los colores que utiliza.

LA NOCHE
"Estoy agotado. Busco refugio en la noche. La noche no me juzga, no me humilla. Me ayuda a olvidar los fracasos del día. Veo las estrellas y me imagino otro universo, más justo, más humano, más feliz".


EL AMARILLO
"Empiezo a enamorarme del amarillo. Pinto todo en amarillo. La tierra, el cielo, incluso la gente tiene ese tono amarillento de piel besada por el sol. Creo que podría pintar nada más que con el amarillo".



LOS GIRASOLES
"Me encantan los girasoles. Para mí simbolizan la gratitud, la luz pura que ofrece alivio a los corazones rotos. Cuanto más miro los girasoles, más riqueza descubro en ellos".

Van Gogh realizó una serie de lienzos donde los protagonistas absolutos eran los girasoles, después de inspirarse en París, al visitar los jardines de Montmatre.

El artista quedó tan prendado del color y forma de estas flores, que decidió decorar su casa con una serie basada en ellas para celebrar la llegada de su amigo Gauguin, y así conseguir sorprenderle.

Para Van Gogh los girasoles simbolizan la esperanza. Su forma y color lo asociaba a su propio concepto del sol, su mundo interior. El amarillo es uno de lo colores que más se relaciona con el artista holandés ya que era uno de sus preferidos y por lo tanto los girasoles se han convertido en el símbolo por excelencia de su existencia como pintor.

Dentro de la serie de girasoles, Van Gogh tuvo varias formas de representarlos -en jarrones, sueltos, en conjunto, solitarios, con fondos más oscuros o claros, algunas veces marchitos-, jugando con primeros y segundos planos. Para realizarlos utilizó un pigmento conocido como "amarillo de cromo", lo que los hace tan característicos y auténticos. A su vez, el artista contrapone ese pigmento con tonalidades complementarias como azules, verdes y marrones creando una armonía perfecta.

Realizó en Arlés cuatro versiones de girasoles en 1888 y luego otras tres más en 1889. Estas se sumaban a las cuatro primeras obras con girasoles como protagonistas que realizó en su estancia en París en 1887. En comparación, aunque la temática sea la misma, puede verse una diferencia entra las obras de París y de Arlés, siendo éstas últimas de colores más vivos, más alegres, y composiciones con girasoles en jarrones en contraposición a los girasoles solitarios y marchitos de la estancia en París.

A día de hoy, su serie de girasoles se encuentra repartida por todo el mundo en diversos museos y sólo uno pertenece a una colección privada en Estados Unidos. Todos se conservan a excepción de uno de los cuadros que realizó en Arlés en 1888 ("Jarrón con cinco girasoles"), que fue destruido y quemado por los nazis durante la II Guerra Mundial por ser considerado "arte degenerado".


lunes, 8 de noviembre de 2021

El lujo

Un tapeo en uno de tus lugares preferidos de Rambla Cataluña, a la hora estratégica para no hacer cola ni comer con prisas. Un helado de postre en ese lugar con tanta historia para ti, aunque ya no tengan disponible desde hace años ese sabor que tanto te gustaba. Un paseo que sigue hasta bien entrada La Rambla, por tu zona de siempre, porque es aquí donde te movías en tu juventud. Rodeada de turistas en todo momento que te hacen sentir aún más el orgullo de ser de aquí. Sí, éste es tu sitio. Este pedacito de la ciudad tan bonito donde tantos vienen a comer, a pasear, a disfrutar, éste es el lugar que te vio crecer a ti. Volver a sumergirse en el bullicio de esas transitadas calles principales, con sus terrazas llenas de amigos, parejas, familias; de gente que sale a vivir. Contemplar cómo los artistas callejeros captan la atención de todos o el ir y venir en el emblemático mercado de La Boquería. Y girar por la calle Hospital, agarrada de su mano y dejando atrás los especiados aromas de comida asiática que asoman a vuestro paso, para llegar hasta el Romea conteniendo la ilusión de lo que está por venir: volver al teatro. Cuánto hacía que no ibais al teatro, ¿verdad? La última obra que visteis aquí fue Incendis, de Julio Manrique, tan intensa y con su estremecedor final ¿te acuerdas? Estrenarse de nuevo tras la pandemia con un impresionante José Sacristán, que a sus 84 años os hace sentir tan bien el amor de Miguel Delibes por Ángeles, su mujer, la agonía por su enfermedad y el dolor por su pérdida, en lo que fue la obra más personal de este autor de la generación literaria de posguerra: Señora de rojo sobre fondo gris. Y al terminar la función, salir descompuesta a su lado envuelta bajo su cálido abrazo, comentando entre sollozos las reflexiones del monólogo que más han calado en tu interior, mientras él te consuela y os echáis los dos a reír. Momentos sencillos pero muy puros, plenamente auténticos, llenos de ternura, de risas, de lágrimas, de besos; momentos rebosantes de complicidad, respeto y admiración mutua que compartes con él desde hace ya casi 30 años; instantes que vives como privilegios que te da la vida y que tanto valoras, procurando atesorar muy bien en tu mente y en tu corazón, consciente de que son el verdadero lujo para ti.

sábado, 18 de septiembre de 2021

Robando poemas



-- Inés del alma mía
Ojos azules
Luces de bohemia
Amor 
A prueba de fuego
Mientras vivimos
Por siempre mía --





-- Déjame que te cuente ...
1Q84
El año del diluvio
De amor y de sombra
Verónika decide morir
Misión olvido --




--Venganza en Sevilla
Riña de gatos
Nudo de sangre
Festín de cuervos
El asesino de Bécquer
Hannibal --





-- ¿Quién se ha llevado mi queso?
Paula
Sira
El zorro
Parece difícil, ¡pero no lo es!
El inocente
El delfín --




-- El sol de Breda
La sombra del viento
Un arcoíris en la noche
Al romper el alba
La tempestad
Todo bajo el cielo --









-- Últimas tardes con Teresa
El último alquimista
El último judío
El último trayecto de Horacio Dos
Muerte entre líneas --



#RobaUnPoema

viernes, 3 de septiembre de 2021

Por ti, Laura

Te fuiste muy pronto. De una forma muy injusta, dejando aquí a un compañero de vida y a dos niños demasiado pequeños, en el que seguramente era vuestro mejor momento. Maldito cáncer. Me enteré hace unos días. Me quedé desolada. Un par de detalles captaron mi atención, até cabos, tiré del hilo y lo descubrí. Te fuiste en marzo de 2020, justo cuando empezaba la locura del confinamiento y la pandemia, cerca de cumplir lo que hubieran sido tus 41. Y me he enterado casi un año y medio más tarde, el mismo día que asistía al funeral de una amiga, que también se ha ido demasiado pronto, con sus hijos demasiado jóvenes, falleciendo de un cáncer.

Asumir todo fue demasiado. Tuve un disgusto tremendo, me quedé muy afectada. Durante tres días no dejé de pensar en ti, en tu familia, en el tiempo que compartimos trabajando juntas. Te entrevisté y te quise a ti, lo supe enseguida y así se lo trasladé al director de la empresa. Te vi buena persona, centrada, responsable, trabajadora, honesta y humilde. Valores que conectaron conmigo por completo. Recuerdo especialmente tu sonrisa y tu saber estar. También tus ojos de color miel que tanto resaltaban y con los que, junto a tu melena de mechas rubias, siempre me pareció que irradiabas cierto aire exótico.

Me enteré el pasado 29 de agosto y el 1 de septiembre, paseando por Calella, después de una merienda-cena de tapas y vinos, mientras daba un romántico paseo en pareja, me detuve delante de la iglesia. Ya había oscurecido, debían estar a punto de cerrar. Entré, miré a la izquierda y vi una máquina expendedora de velas junto a una pequeña capilla, cuyas paredes estaban repletas de imágenes enmarcadas de Santos. Una imagen de Jesús presidía una estancia en la que también había varios lampadarios de hierro forjado llenos de minúsculos cirios encendidos de varios colores -rojos, blancos y amarillo anaranjados- que iluminaban la sala creando un cálido ambiente. Era un bonito rincón. Compré una vela sin pensármelo, fue algo impulsivo. Y enseguida decidí que fuera blanca, lo asocié al simbolismo que tiene este color con la pureza, la que yo veía en ti como persona. La encendí, la puse a los pies de la imagen de Jesús, entrelacé mis manos y empecé a rezar internamente un Padre Nuestro. 

A media oración rompí a llorar. Después de tres días, ahí le di salida a todo el dolor, la consternación, la rabia, la impotencia, la empatía que sentía por vuestro momento, por vuestra vida como familia. Y el desasosiego que me invadía por no haberme enterado antes, porque me hubiera gustado estar en la ceremonia que le dejaron por fin organizar a los tuyos meses después, para darte una digna despedida.

Es la primera vez en mi vida que enciendo una vela por alguien. Y la primera vez desde hacía mucho tiempo que volvía a entrar en una iglesia, y a rezar. Recé por ti, para que estuvieras en paz, allí donde estés, y sobre todo para que si había alguien ahí arriba, mandase mucha fuerza a los que dejaste aquí, para que puedan seguir adelante sin ti.

Mi llanto desconsolado se frenó en seco cuando oí a mis espaldas el chirrido de una puerta, que terminó acompañado de un fuerte golpe. Por el sonido que hizo al quedar finalmente encajada me resultó fácil intuir que era una de las grandes y gruesas puertas de madera que daban entrada a la iglesia, y que por tanto ya cerraban, así que me quedé unos pocos segundos más, dedicándote mis pensamientos, y me fui. Al salir seguía descompuesta, aunque menos, y desahogándome expresando entre sollozos todo lo que sentía. Nos compramos un helado y seguimos paseando. Por un rato más todo sigue aquí, la vida no se para. Pero me sigo acordando de ti, y me seguiré acordando, con mucho cariño.

lunes, 9 de agosto de 2021

Lleida, capital del Segrià

Qué ver y dónde comer en Lleida ciudad

Lo más bonito que los habitantes de Lleida-ciudad tienen el orgullo de albergar es el conjunto monumental del Turó de la Seu Vella (colina de la Seu Vella).

La Seu Vella es el nombre con el que se conoce a la catedral antigua de Lleida. Es el edificio más emblemático de la ciudad y el que da nombre a la pequeña elevación de terreno sobre la que se asienta. 


Por encima de la Seu Vella se levanta el Castell del Rei - La Suda. Ambas edificaciones son el único testimonio que queda del barrio gótico que en la época medieval ocupaba toda la colina y que quedó destruido en el siglo XVII para levantar sobre él una fortaleza militar.

La catedral, el castillo y la fortaleza están declarados Bienes Culturales de Interés Nacional y forman un conjunto monumental único y singular.

La catedral se asienta sobre lo que  muy probablemente fueron los restos de una mezquita. Se construyó entre los siglos XII y XV. A pesar de congregar a los mejores artistas y artesanos del sur de Europa, actualmente no tiene casi ornamentos y el tono de sus muros es monocromo porque en la Guerra de Sucesión (1701-1715) se transformó en una caserna militar que mantuvo ese uso hasta 1948, además de utilizarse como campo de concentración durante la Guerra Civil Española (1936-1939).

El conjunto es un bonito mirador de toda la ciudad.


¿Qué podemos visitar si entramos a ver este conjunto monumental?

La iglesia
La iglesia es de planta basilical de cruz latina con tres naves. La primera piedra se colocó en 1203, aunque los preparativos empezaron diez años antes, cuando se contrató a Pere de Coma, el maestro de obras artífice del proyecto. 

El solar escogido fue la plataforma intermedia de la colina, al lado de La Canonja, mientras que la parte elevada de la colina quedará reservada al Castell del Rei. Las dos construcciones serán los dos edificios más emblemáticos del barrio gótico, fundamentalmente eclesiástico, noble y universitario que se irá gestando a su alrededor.


Consagrada al culto en 1278, las obras acabaron a finales de ese siglo con nuevas incorporaciones, ampliaciones y la construcción del claustro. 


Románico y gótico se combinan en un espacio monumental muy sobrio en ornamentos. Cerrada al culto en 1707 y transformada en caserna a mediados del s. XVIII, este uso se prolongará hasta el 1948. Se han perdido muchos ornamentos y otros tantos se localizan en diferentes colecciones y museos. No obstante, se conserva un importante conjunto de escultura románica en capiteles, portales, cornisas y ménsulas que está considerado uno de los mejores del s.XIII en Cataluña (en la foto, reproducción de la que con el tiempo se convertiría en la entrada principal, el Portal de los Apóstoles, dando acceso al claustro, siendo así un conjunto en el que el claustro queda fuera de la iglesia).


Los restos del rey Alfons III de Cataluña y IV de Aragón, su mujer Eleonor y su hijo el infante Ferran, marqués de Tortosa, reposan en la iglesia.


El Campanario
Su construcción entre los siglos XIV y XV exigió grandes esfuerzos económicos y técnicos, junto con el claustro y el portal de los Apóstoles. Tiene 60 metros de altura y una escalera de caracol no apta para claustrofóbicos, con 238 escaleras que permiten acceder al mirador y gozar de las vistas panorámicas de Lleida. Merece la pena subirlas. 


Además de la escalera, el campanario tiene una capilla dedicada a San Pablo Eremita y San Antonio Abad, con entrada desde el claustro y cuatro cámaras superiores: la primera se dedicó a los sonadores (los que hacían sonar la campana), mientras que el resto se destinó a maquinaria y las campanas. Según la documentación, fueron 11 las campanas encargadas de anunciar los días de fiesta y los de duelo, aunque hoy sólo se conservan dos: Silvestra y Mónica. La primera marcaba las horas y la segunda los cuartos. Un conjunto de 5 campanas más, fundidas a mediados del s. XX (Bárbara, Cristo, Marieta, Meuca y Purísima), suenan en festividades señaladas del calendario.


El Castell del Rei
Se emplaza en la parte más alta de la colina y la ciudad, la Roca Sobirana. Durante la Edad Media fue el palacio y residencia de los reyes en sus estancias en la ciudad. Popularmente es conocido como La Suda, voz de origen árabe que significa "obra fuerte" y "lugar del poder político o militar". El nombre, recuperado por los historiadores en el S. XIX, hace referencia a la fortaleza andalusí construida durante el S. IX en el mismo lugar que después ocuparía el castillo. Suda es también el nombre con el que las fuentes medievales designan el barrio gótico, noble, eclesiástico y universitario que se extendía por la colina.

Construido en diferentes etapas entre los siglos XII y XIV, el castillo estaba configurado por diferentes ámbitos de reunión, culto, residencia y defensa alrededor de un patio central. Fue el edificio civil más destacado de Lleida y un importante centro de decisión política de Cataluña y de toda la Corona de Aragón.

Se conserva sólo una nave. El resto del edificio desapareció en el transcurso de las diferentes guerras de alcance europeo que a partir del siglo XVII asolaron la ciudad. Convertido posteriormente en cuartel militar, fue abandonado por los soldados en 1948. Su recuperación se inicia en los años 80 con diferentes intervenciones arqueológicas que han permitido redefinir sus volúmenes originales y recuperar su historia.


Ruta 1714: itinerarios por los escenarios de la Guerra de Sucesión

En el año 1700 Carlos II murió sin descendencia, hecho que desencadenó un gran conflicto internacional. Las potencias europeas se disputaban el control del Imperio Hispánico. La confrontación repercutió en los reinos peninsulares, donde los catalanes y los demás estados de la Corona de Aragón apoyaron al archiduque Carlos de Austria, mientras que Castilla, con la ayuda de Francia, se inclinó por el duque Felipe de Anjou.

Cataluña estuvo en guerra durante 10 años, hasta que el 11 de septiembre de 1714 Barcelona cayó definitivamente. Una semana después, la fortaleza de Cardona capituló (se rendió y entregó territorio y posesiones a los vencedores con una serie de términos y condiciones). La victoria de Felipe V comportó la supresión de los órganos de gobierno y las libertades catalanas.

La Ruta 1714 se despliega por los conjuntos del patrimonio monumental catalán que fueron protagonistas de esa disputa. Un recorrido que quiere recuperar la memoria histórica a partir de los hechos del conflicto dinástico y sus consecuencias para la sociedad, la cultura y la organización política de Cataluña, del que este conjunto monumental forma parte.

1700 - Muere Carlos II y Felipe de Anjou es proclamado rey como Felipe V.

1702 - Empieza la Guerra de Sucesión (enfrenta a los partidarios de los Austrias contra los partidarios de los Borbones).

1705 - Pacto de los Vigatans: Cataluña proclama rey al archiduque Carlos de Austria  como Carlos III.

1707 - Ocupación borbónica de los reinos de Valencia y Aragón, y sometimiento de Lleida.

1711 - Victoria aliada en Prats de Rei y levantamiento del sitio borbónico de Cardona.

1713 - La Junta General de Brazos de Cataluña (el parlamento) proclama la resistencia a ultranza.

1714 - Victoria del ejército catalán en Talamanca. Caída de Barcelona y capitulación de Cardona.

1715 - Proyección de la ciudadela militar en Barcelona.

1716 - Instauración del Decreto de Nueva Planta, por el que quedaron abolidas leyes e instituciones en Valencia, Aragón, Mallorca y Cataluña.

1717 - Decreto de constitución de la Universidad de Cervera, creada por la administración borbónica después de la derrota catalana de 1714 con el objetivo de instaurar la ideología del régimen.

Colina de la Seu Vella

En otoño de 1707 Lleida se rindió a las tropas de Felipe V, lideradas por el Duque de Orleans al frente de 20.000 soldados borbónicos. En el asalto, las tropas franco-españolas saquearon la ciudad durante días. Y aunque el conflicto sucesorio aún se prolongó 7 años más, en Lleida la represión y el castigo fueron ejemplares. La colina, cuna de la ciudad antigua y más tarde espléndido barrio gótico, cambió definitivamente su fisonomía. A la fortificación militar iniciada durante la Guerra de los Segadores (1640-1652), se añadieron nuevos baluartes y tramos de sólidas murallas y se derribaron los pocos edificios que habían sobrevivido. La catedral se cerró al culto, años más tarde se transformó en cuartel militar y el esplendor de siglos anteriores se desvaneció progresivamente. Los usos militares se prolongaron durante dos siglos hasta 1948.


Qué más hacer el Lleida

Ya fuera del conjunto monumental, podemos pasearnos por el Carrer Major de Lleida, considerado uno de los ejes comerciales peatonales más largos de Europa y el más rentable (tanto a nivel español como europeo) para ubicar un establecimiento comercial.

Por los alrededores del Carrer Major uno puede detenerse a ver varios edificios y esculturas de interés mientras pasea (como las de Indíbil y Mandonio, en bronce, que homenajean a los dos caudillos que en la época de los íberos defendieron Lleida de cartagineses y romanos). 

Hay zonas muy bonitas para pasear en Lleida, además del centro histórico, como los alrededores del río o el Parque de los Campos Elíseos.

Dónde comer

Hay varias opciones seguras si lo que uno quiere es degustar los famosos caracoles a la llauna de por aquí y acompañarlos con unas codornices o con carne / verduras / pescado, todo a la brasa. Uno es un clásico de toda la vida, La Dolceta. Pero si está lleno también podéis comer muy bien en Lo caragol o en Els Trulls. También se come de maravilla en el Restaurante Llobregat.



¡Oh, qué buenos estaaaán! 

viernes, 30 de abril de 2021

El Templo de Kiyomizu-dera en Japón (Kioto)

En Japón hay una conocida expresión para referirse al vértigo que supone tomar una decisión crucial en tu vida. 

Ante la importancia de cambiar de trabajo o la valentía que requiere declarar tu amor, uno dice ...


Me siento como si estuviera saltando de la plataforma de Kiyomizu 
I feel like jumpimg off the stage of Kiyomizu

Se dice en sentido metafórico pero en realidad llegó a ser, durante muchos años, algo que la gente hacía de verdad. 

Kiyomizu-dera (templo del agua pura) es uno de los templos más bonitos de Kioto. Situado en el distrito de Higashima, está declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, por la arquitectura de un edificio de relevancia histórica que ha sobrevivido a incendios y terremotos. 

En la parte más alta hay una plataforma de madera, una especie de terraza cubierta, que resulta ser un mirador con preciosas vistas a la ciudad y al entorno de montaña que la rodea. Un paisaje de tonalidades cambiantes durante la floración de los cerezos en primavera, por ejemplo (sakura) o ante el enrojecimiento de las hojas en otoño (momiji).



La plataforma es de madera y mide casi 60 metros de altura. En el pasado se celebraban aquí ceremonias religiosas, con música y danzas. La frase popular que la relaciona con la antigua práctica de saltar al vacío le ha dado la fama.


La plataforma se sustenta sobre pilares de madera ensamblados. No hay ni un solo clavo o tornillo en toda la estructura. 


La mayoría de las personas que saltaban lograban sobrevivir porque los árboles amortiguaban sus caídas. La práctica de saltar al vacío se prohibió a finales del siglo XIX y ahora queda para la historia.

Otros elementos de interés en Kiyomizu-dera
Kiyomizu-dera en realidad es todo un recinto que aglutina varios espacios religiosos de interés.

La Puerta de los Reyes Deva, Puerta Roja o Nio-mon
Llama la atención su color rojo intenso y los dos reyes Deva que, junto a dos leones-perros, protegen el templo de las fuerzas del mal.


La pagoda Koyasu 
La pagoda es una torre constituida por pisos que se superponen y se separan mediante cornisas o tejados. Ésta concretamente tiene tres pisos. Es un edificio típico del budismo y se destina al culto, en este caso muy vinculado a la maternidad, para desear especialmente que vaya todo bien en el parto.


El santuario Jishu
Está dedicado al dios del amor y las parejas vienen aquí para bendecir su unión y realizan su plegaria para que todo les vaya muy bien en su matrimonio. Las personas que no tienen pareja también hacen su petición ante el dios del amor, para encontrarla. Todo ello en un pequeño ritual digno de contemplar.


La cascada Otowa-no-taki
Desde la plataforma también se puede ver la cascada que da nombre al templo (Kiyomizu significa ‘agua pura’). Hay tres pequeños canales de agua curativa que provienen de las montañas cercanas. Quienes visitan el templo hacen cola para beber de ellos, puesto que cada uno concede un deseo: salud o vida longeva, éxito en los estudios o éxito en el amor.


Sólo puede escogerse uno de ellos, según la tradición, que nos recuerda que en la vida no hay que dejarse llevar por la avaricia.